Femia Castradora.

Siempre se ha dicho que la sociedad tiene una crisis de valores. He leído textos del S. XIV en los que, con esas o parecidas palabras se sostiene la cantinela de la crisis de valores, y seguramente si me pongo a buscar encontraré obras de la Grecia clásica que hablan de lo mismo, y anteriores.

Y no estoy del todo de acuerdo. Creo que lo que hay y ha habido siempre es mucha estupidez y una grave ausencia de sensatez, y eso sí es crítico. Sánchez Dragó dice que fue trajinado por dos japonesitas y Esperanza Aguirre le ríe la gracia. Pero todos podemos imaginar lo que harían Esperanza Aguirre y sus huestes si el que contase lo de las niñas japonesas fuera Willy Toledo, por ejemplo. Es más: imaginemos que mañana aparece Sánchez Dragó diciendo: "eso no sucedió en el año catapún, sino ayer; no sucedió en Japón, sino en Madrid, y las niñas no eran desconocidas, sino nietas de Esperanza Aguirre." Por eso digo que lo que hay es mucha estupidez. Lo que está mal para Dragó, valdrá para Toledo (quien, por cierto, no tiene vela en este entierro) y lo que vale para unas niñas japonesas valdrá igualmente para las nietas de Esperanza Aguirre, ¿no? Pues eso. Pero los que atacan a Dragó defenderían a Toledo, y viceversa. Desde que saltó el asunto solamente he leído una opinión sensata.

Ya se empieza a escuchar, a modo de justificación de la hazaña del hijoputa Dragó, que hay niñas que a esa edad  son unas zorritas que saben perfectamente lo que hacen. Cuando el Obispo de Salamina se trajinó a su paje de 13 años, no pudiendo torturar a un obispo, la Santa Inquisición optó por torturar al niño. El pobre, consciente en un principio de que él era la víctima, cantó como un jilguero y lo contó todo, con profusión de detalles. Al poco tiempo comprendió que la acusación de sodomía no distinguía entre víctima y violador, por lo que optó por desdecirse. Así, el pobre paje acabó violado, torturado y exculpando al Obispo, que era una especie de Dragó de su época. Como en aquella ocasión, ahora va a resultar que la culpa de todo es de las niñas japonesas.

Lo que está mal, insisto, está mal, lo haga Dragó, Polanski, el Obispo de Salamina o Jesucristo Superstar.

De lo que está lleno el mundo es de gente que opina una cosa y la contraria. Y no son sofistas; son insensatos, incoherentes e imbéciles, pues no ajustan su razonamiento al argumento del rival y carecen de la virtud de la persuasión, que es la que define a un sofista. Los que defienden a Dragó ajustan el discurso a una conveniencia política y mediatica, anteponiéndolo a las más elementales normas de la sensatez y el sentido común.  Y valga el caso de Dragó como un ejemplo, porque es un tema de actualidad del que todos hablan sin pensar lo que dicen, pero podríamos poner otros mil casos. El Relativismo Moral del que tan mal hablaba el Cardenal Ratzinger (ahora que es Papa ya no habla de eso) campa a sus anchas entre las filas de los papistas y de los antipapistas. Yo, que también soy un detractor del Relativismo Moral, no creo tampoco en ningún tipo de absolutismo, sea moral o amoral, de derechas o de izquierdas. Pero creo que el raciocinio limpio y la sensatez resuelven la mayoría de los conflictos morales.

Lo que necesitamos es gente sensata, como la Femia Castradora que se pasea por aquí, dejando  comentarios siempre oportunos, pausados, certeros y divertidos. Si la humanidad tiene solución vendrá de gente como ella, que ha vivido tanto que está de vuelta de todo. Yo le ofrecería ahora mismo un lugar como colaboradora en este blog, lugar que ya ocupa de manera extraoficial.