viernes, 6 de enero de 2012

Crónica de un escritor congelado VI



Aquí cada día se cae una leyenda. La de que en los Estados Unidos todo es muy barato, por ejemplo. Cualquier porquería te cuesta seis o siete dólares: un café, una cerveza.

El otro día le dije a la asistente, la misma a la que le gusta 'Titanic', que quería mandar un paquete a España. Me dijo que eso me iba a salir muy caro. Yo, picado, contesté orgulloso que eran regalos para mis hijos, y que "la sonrisa de mis hijos no tiene precio". Así lo dije.

Sí, la sonrisa de mis hijos tiene precio. Exactamente cuatrocientos cincuenta dólares, que es lo que cuesta enviar un paquete de menos de tres kilos. Sintiéndolo mucho, desisto. Se me ocurre que los regalos ya los llevaré yo y mientras tanto, para que en casa sepan que no me olvido de ellos, discurro una idea formidable: voy a una librería, compro dos o tres estupideces para salir del paso y me dirijo a una oficina postal. Meto en el sobre los regalos que compré únicamente por su pequeño volumen y gran ligereza y me voy a la ventanilla.  Un juego de Rocky Balboa para la consola y dos libros de postales, uno con imágenes antiguas de Chicago y otro del festival de Woodstock. Con eso, pensé victorioso, se conformará mi familia hasta mi llegada, momento en que haré entrega del regalo principal, el que iba a ir en la caja de cuatrocientos cincuenta dólares: prendas de ropa de gusto dudoso, estilos eclécticos y tallas aleatorias. Uno no viene aquí de compras y además las salidas se nos complican cada día más. Si en mi casa leen esto, sepan que el juego de Rocky Balboa es para el chaval, pero que puede compartirlo con su hermana y su madre si ellas le dejan ver las postales. Ya estoy imaginándome las peleas a navaja, todos locos por jugar a Rocky Balboa, y las fiestas que se organizarán durante mi ausencia, Pontevedra entera llamando al timbre, entusiasmada con el juego de Rocky Balboa y las postales de Chicago y Woodstock.


En la ventanilla de la oficina de correos me hacen cubrir y firmar un montón de papeles. Quién soy, dónde vivo, mi teléfono, contenido del paquete, valor del mismo, todos los datos del destinatario. Todo ello varias veces. Me dicen que cuesta treinta y nueve dólares. No salgo corriendo porque hay mucha gente mirando. Acepto el precio. Meten mi sobre, el sobre que ellos mismos me han vendido, dentro de otro sobre igual. Me cobran. Cuarenta y dos dólares. ¿No eran treinta y nueve? Sí, pero el sobre nuevo en el que hemos metido el otro sobre vale tres dolares más.

Aquí se están especializado en vender a la gente cosas innecesarias y obligatorias. Cada casa tiene tres o más pequeños contenedores de basura. Además del impuesto con el que hasta hace poco se cubrían los gastos de recogida, ahora hay que pegar una etiqueta en el contenedor. Cada etiqueta cuesta un dólar. El Estado te vende por un dólar una etiqueta cuyo único destino es ir directamente a la basura. Es decir, que el Estado te vende basura y te obliga a comprarla.

El precio del tren lo han multiplicado hoy por dos. De cuarenta dólares que costaba un bono para diez viajes a ochenta, sin previo aviso. De todas estas cosas nos vamos enterando a retales. Conversaciones que van y vienen o alguien que se acerca para recoger unas páginas y te cuenta. Álex, el chef, nos ha abandonado. Desde hace un par de días la cena nos la prepara la mejor cocinera de Chicago, que viene a eso de las siete y es amiga y vecina. Yo creo que no nos quiere ver morir y a esta altura le debemos la vida. Durante el resto del día y la noche asaltamos la nevera como hienas y sacamos alimentos orgánicos que alguien se encarga de reponer.

Momento crucial. Casi todas las escenas están escritas y se acerca la fase del ensamblaje. Los que han estado trabajando en escenas sueltas sin saber muy bién de qué va la cosa se preguntan cómo haremos para encajarlo todo. Algunos temen que escenas en las que han trabajado como animales se queden en el camino o se mutilen. Cierto nerviosismo en el ambiente, imagino que también alimentado por muchas jornadas seguidas de doce o catorce horas diarias. Los últimos días estamos empezado entre las nueve y las diez de la mañana y venimos terminando sobre esta hora, a la una o dos de la madrugada. Hay uno que se encerró en su despacho hace tres día y lo único que hemos vuelto a saber de él es que, o bien sigue vivo, o bien las páginas que escribe salen de un ataúd.

Los que hemos trabajado en todas o casi todas las escenas tenemos otras preocupaciones. A mí, por ejemplo, me estuvo preocupando una frase que no puedo repetir por eso de la confidencialidad. La intenté colar y al principio me la quitaron, aunque tras alguna insistencia accedieron a incluirla después de negociar una ligera modificación. Dicen que es un homenaje descarado al Kubrick de 'La chaqueta metálica' y que más que una frase es un lema. No es ni una cosa ni la otra. Demasiado largo de explicar a toda esta buena gente que en realidad es un homenaje a Ivà.

8 comentarios:

  1. Qué grande.
    Está claro quien es el consentido de tu casa, vamos.
    (Podrias encriptar la frase como hizo Femia en aquella entrada (que he estado buscando remontándome hasta las entradas del 6 de agosto y ya me he cansado), en la que pedía auxilio porque la habían secuestrado unos amigos recién casados.)

    Noel

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  2. Feliz día de Reyes, aunque esos no sepan qué es. Oye, ¿dónde hay que apuntarse para el juego de Rocky Balboa?. : )

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  3. Que emoción me causa saber que pese a la retirada de Alex, seguis comiendo todos los dias. Tambien me caían las lágrimas con esa frase de:´´la sonrisa de mis hijos no tiene precio´´, despues sorbí los mocos al saber que el coste cambió los planes, que se le va a hacer.
    Espero que pronto podamos saber algo mas de la obra y confío en tu poder de convencimiento con respecto a mi solicitud de representar al personaje principal.

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  4. Glub, no nos olvidamos de ti, acabaos de llegar todos de un viaje y estamos leyendo juntas todas tus crónicas, divertidísimas, que pases un buen 2012 y no te preocupes por los regalos, tus hijos te lo perdonarán

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  5. Gatiña, es esto:

    http://correctoresdesabor.blogspot.com/2011/12/carta-dende-casa-de-maria-ausilio.html

    Grande Noel Petro.

    Manuel, lo mejor de mi día de reyes, grandioso:

    http://galieiro.blogspot.com/2012/01/autobiografia.html

    Santano, tienes el papel protagonista: La peli va de un agricultor borracho que se pasa la vida horadando la huerta mientras lucha en secreto por olvidar un viejo amor, un rudo marinero tatuado con el que vive tórridas escenas de pasión. Te mando copia del contrato.

    Ana N, tanto tiempo. Un abrazo a toda la familia, que seguro que es la más guapa del mundo.

    Felices reyes a todos.

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  6. Gracias por avisarnos. Rodrigo está conforme con su regalo, pero María y yo no sabemos aún quién se va a quedar con las postales de Woodstock o con las de Chicago.
    Con lo que de verdad estamos temblando es con la selección de ropa. Sin verlas creo que no te vas a ganar la vida como personal shopper, pero se agradecen los tres minutos que seguramente tardaste en comprar todo.
    A pesar de tus regalos, te seguimos queriendo.

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  7. Maravillosas tus crónicas desde el Nuevo Mundo. Estoy deseando que nos puedas dar alguna pista de la película.

    Un saludo. Y feliz día de Reyes.

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  8. Es una pena que estas crónicas tengan los dias contados, ojalá continuen otras dentro de unas semanas o meses, son magníficas.
    Tu familia lo entendería, amén de que los obsequios seleccionados compensan, con creces, privarse de tu presencia por unas semanas.

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