martes, 9 de abril de 2013

EL PAPA PACO



Por Manuel Pérez Lourido


El papa Paco está desatado. En semana santa le sacaron una foto tirado en el suelo como una colilla, orando. Antes, salió lavándoles los pies a unos presos (práctica que por pascua parece tener su selecto grupo de adeptos). Nadie sabe cuantas porcalladas más es capaz de hacer este buen hombre para dejar bien claro que el no es un sesudo intelectual como Ratzinger, sino un pastor del pueblo y para el pueblo. Estoy por ponerle un telegrama comentando que tengo el trastero sin limpiar desde hace seis años. Puse tratero, sí, con “t” antes de la “e”.
Dicen las crónicas que su primer gesto de autoridad como papa fue negarse a poner la muceta de armiño que se colocan sobre los hombros. No se preocupen si no saben lo que es una muceta o el armiño ni lo han olido: lo mismo servidor y los miles que estaban en la plaza de san Pedro. Luego rechazó una limusina y se fue a cenar en autobús con el resto de cardenales. Ya si nos dicen que pidió churrasco y criollos sería el acabose. Que igual, siendo argentino...
En realidad, pongan como se pongan, los papas carecen de crédito porque estar al frente de una institución que ha caído en todo aquello contra lo que prevenía a la humanidad es lo que tiene: no te hacen caso ni los tuyos. No digo yo que este hombre no se haya dado cuenta, lo que me pregunto es qué capacidad de maniobra tiene para hacer girar una nave que no es movida por un timón sino por un mecanismo automático.
Otra cosa que me ha llamado la atención siempre de los papas es su manía por tener la razón en todo lo que dicen, la famosa infalibilidad papal. La única infalibilidad coherente que recuerdo era la que esgrimía mi madre ante los túzaros que tenía por hijos, y era una infabilidad encarnada no en un báculo sino en el palo de una escoba. Aunque lo del papa no siempre ha sido así: el dogma proviene de 1870 según google (Concilio Vaticano II). Y no se lo cargaron en el Vaticano II: hacerte progresista no tiene porque volverte parvo.
Todo parece apuntar a que el actual papa no va a hacer mucho uso de tal prerrogativa: tiene pinta de ser un hombre más de acción y no digo que no reflexione, pero no creo que se ponga a redactar tratados con lo que se le viene a la mente mientras anda por ahí a rastras.
Uno siempre ha pensado que la fe es un misterio que se reconoce en nuestro interior y posteriormente razona y articula, y no al revés. Pero en el caso del papa Paco, los católicos que juzguen por sus llamadas en favor de los desamparos y sus actitud de humildad y no ostentación, acabarán por recuperar la fe en el papado.   


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