Por Manuel Pérez Lourido
El
papa Paco está desatado. En semana santa le sacaron una foto tirado
en el suelo como una colilla, orando. Antes, salió lavándoles los
pies a unos presos (práctica que por pascua parece tener su selecto
grupo de adeptos). Nadie sabe cuantas porcalladas más es capaz de
hacer este buen hombre para dejar bien claro que el no es un sesudo
intelectual como Ratzinger, sino un pastor del pueblo y para el pueblo. Estoy
por ponerle un telegrama comentando que tengo el trastero sin limpiar
desde hace seis años. Puse tratero, sí, con “t” antes de la
“e”.
Dicen las crónicas que su primer gesto de autoridad como papa fue
negarse a poner la muceta de armiño que se colocan sobre los
hombros. No se preocupen si no saben lo que es una muceta o el armiño
ni lo han olido: lo mismo servidor y los miles que estaban en la
plaza de san Pedro. Luego rechazó una limusina y se fue a cenar en
autobús con el resto de cardenales. Ya si nos dicen que pidió
churrasco y criollos sería el acabose. Que igual, siendo
argentino...
En
realidad, pongan como se pongan, los papas carecen de crédito porque
estar al frente de una institución que ha caído en todo aquello
contra lo que prevenía a la humanidad es lo que tiene: no te hacen
caso ni los tuyos. No digo yo que este hombre no se haya dado cuenta,
lo que me pregunto es qué capacidad de maniobra tiene para hacer
girar una nave que no es movida por un timón sino por un mecanismo
automático.
Otra cosa que me ha llamado la atención siempre de los papas es su
manía por tener la razón en todo lo que dicen, la famosa
infalibilidad papal. La única infalibilidad coherente que recuerdo
era la que esgrimía mi madre ante los túzaros que tenía por hijos,
y era una infabilidad encarnada no en un báculo sino en el palo de
una escoba. Aunque lo del papa no siempre ha sido así: el dogma
proviene de 1870 según google (Concilio Vaticano II). Y no se lo
cargaron en el Vaticano II: hacerte progresista no tiene porque
volverte parvo.
Todo
parece apuntar a que el actual papa no va a hacer mucho uso de tal
prerrogativa: tiene pinta de ser un hombre más de acción y no digo
que no reflexione, pero no creo que se ponga a redactar tratados con
lo que se le viene a la mente mientras anda por ahí a rastras.
Uno
siempre ha pensado que la fe es un misterio que se reconoce en
nuestro interior y posteriormente razona y articula, y no al revés.
Pero en el caso del papa Paco, los católicos que juzguen por sus
llamadas en favor de los desamparos y sus actitud de humildad y no
ostentación, acabarán por recuperar la fe en el papado.
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