lunes, 27 de diciembre de 2010

La Virgen y San José, esos dos irresponsables.


Para la elaboración del presente microensayo nos basaremos en unos pasajes del villancico titutado Rin Rin, que sin duda el lector ha escuchado hasta la saciedad.

El título, Rin Rin, obedece a una costumbre arraigada entre letristas de villancicos de rellenar espacios con sonidos onomatopéyicos absurdos, entre los que también contaríamos ropo pom pom, o fun, fun fun, muy propios del género. Cuando el compositor no sabe cómo seguir una canción utiliza ese recurso, no muy lejano de otros conocidos en diferentes estilos musicales, caso del sha-la-la, del pop, o el oh yeah del rock.

Así, por ejemplo, en el caso que nos ocupa, el villancico empieza: "Hacia Belén va una burra, rin rin". Cierto que más propio sería que comenzase de la siguiente manera: "Hacia Belén va una bici, rin rin", pero eso ya no tiene solución a estas alturas ni es nuestra intención recomponer una letra popular escrita hace tanto tiempo por un adicto al cornezuelo del centeno.

Lo que nos interesa son unos versos concretos del villancico, aquellos que nos llevan a sostener la teoría que da título a este texto.

Sucede que en el portal de Belén han entrado unos ratones que roen los calzoncillos de San José. Dice así:
"En el portal de Belén rin rin (...) han entrado los ratones, y al pobre de San José le han roído los calzones".
Sabemos, por otra parte, que la Virgen no se encuentra presente en ese momento. Lo sabemos porque casi inmediatamente, sigue la canción: "María, María, ven acá corriendo...". Si tiene que venir es porque no está. Así, caben dos posibilidades, a cual más terrible: una, que el niño Jesús, recién nacido esa misma noche, haya quedado solo en el portal al cuidado de una mula y un buey. No quiero ni imaginarlo. Vamos a descartar esa opción y nos quedaremos con la más generosa: el niño quedó al cuidado de San José. Un hombre incapaz de evitar que un puñado de ratones se dediquen a roer sus calzoncillos. Es momento de aclarar una cuestión. Si bien en el fragmento anteriormente reproducido se habla en pasado,  "le han roído los calzones", inmediatamente después se demuestra que no es exactamente así. Por un lado, ¿para qué se requiere la presencia inmediata de la Virgen si los calzones ya están roídos? No se entiende esa urgencia si no vamos a la continuación de la trama: "María, María, ven acá corriendo, que los calzoncillos los están royendo". Es decir, los ratones roen en ese momento.

Y hay más. Conocida es la precaria situación en la que San José y la Virgen llegaron a Belén, buscando un sitio cualquiera en el que ella pudiera dar a luz. Sin dinero para pagarse un hospedaje. En esas condiciones, es de suponer que San José no tenía más que unos calzoncillos, los que llevaba puestos. Así, tenemos a la Virgen ausente mientras San José, que queda al cuidado del niño, permanece impasible mientras unos ratones roen sus calzoncillos. Puede que San José estuviese durmiendo en ese momento, pero de ser así, lo lógico es que en lugar de avisar a María dieran la alarma al propio José: "Oye, despierta, que te están royendo los calzoncillos". Eso sin contar con que cualquiera se despertaría al sentir unos ratones royéndole allí. San José, entonces, estaría borracho o drogado, pues de otra manera no se entiende. Eso explicaría el hecho de que fuese María, convaleciente de un parto, la que tuviera que ausentarse, pongamos para hacer un recado, como comprar más cornezuelo, mientras José permanecía en el portal. ¿Qué clase de gente era esa?

Y todo eso sucede, además, mientras el narrador pone y quita remiendos compulsivamente, ya que interrumpe constantemente el relato para contarnos: "(...) yo me remendaba, yo me remendé, yo me eché un remiendo, yo me lo quité". ¿Por qué hace semejante tontería? Lo ignoro, pero habremos de admitir que muy normal no es que una persona se entretenga en poner y quitar remiendos mientras observa cómo a un señor le roen los calzoncillos que lleva puestos. Podríamos continuar, pero vamos a dejarlo así. Quedémonos con la única conclusión posible: en Belén eran todos drogadictos.

11 comentarios:

  1. Está então explicado que Pilatos os perseguiu por atentado ao pudor.

    Abraço.

    ResponderEliminar
  2. Grandísimo Glub!! Hoy por hoy, el mejor humorista del mundo.

    ResponderEliminar
  3. Genial! Aun me estoy riendo.

    ResponderEliminar
  4. Nesta panxolinha vese claramente que sempre temos que ser as mulheres as que sacamos as castanhas do fogho. Uns ratos non son para ponherse asi.
    Espabila Xosé!

    Eu prefiro a de os peixes fasendo botelhón no rio, non deixan de beber e voltan e voltan... Non van parar ata colher unha boa coghorsa.

    Apertas.

    ResponderEliminar
  5. Grande, Glub, esas panxoliñas poñenme enfermo

    ResponderEliminar
  6. A mí lo que me gustaría haber visto en directo es a esa jovencita contándole a su marido que se ha quedado embarazada del Espíritu Santo.

    ResponderEliminar
  7. Eso, querido M. lo cuenta nuestro Manuel María:

    Non sei como puido ser...
    ¿Ti non me mintes, María...?
    A Virxe cala. Non sabe
    que verba respostaría.
    A Virxe sorrisa crara.
    San Xosé ollada fría.

    Supongo que realmente fue así.

    ResponderEliminar
  8. O mellor de todo, esa cita a Manuel María.

    ResponderEliminar
  9. Estoy llorando, mis lágrimas caen sobre el teclado de la computadora una tras otra.
    No, no lloro por lo que indica esta entrada con respecto a la irresponsabilidad de San José y la Virgen María.

    Lloro de risa, cada vez que reléo este escrito, lloro de risa como la primera vez.
    Gracias, hacía tiempo que no me pasaba.

    ResponderEliminar
  10. eres tremendo !!! jajajajajajja, me has arrancado una sonrisa un día difícil compi, mola!!!

    ResponderEliminar
  11. Realmente é unha reflexión moi profunda na que nunca se me había ocurrido pensar.

    ResponderEliminar