jueves, 24 de marzo de 2011

La junta de la culata


Hace dos semanas se jodió mi coche. Empezó a soltar humo, una gran fumata blanca, en plan "habemus avería" y lo llevé a taller de un amigo. Mi amigo, cuando hablamos de otras cosas es un tío muy simpático y ocurrente, pero cuando hablamos del coche se pone solemne, como un médico cuando te diagnostica un cáncer. "La junta de la culata", me dijo. Yo siempre pensé que un coche decente no debería tener culata. Y si tiene culata, ésta no debería tener junta. Debe ser algo así como los calzoncillos del coche. Estuve a punto de decirle que pasaba de la culata, que se la quitara y punto, pero no lo hice porque cuando le digo esas cosas me mira raro.


Hay dos cosas, al parecer, que son muy peligrosas cuando se estropean: la junta de la culata y la correa de distribución. Hubiera preferido que se escarallase la correa de distribución, que suena más serio. Yo creo, lo digo por su propio nombre, que es una correa que distribuye los elementos que hacen funcionar al vehículo: el gasoil por aquí, el aceite por allá. Algo así como si fuera una correa que organiza el motor y está siempre pendiente de que todo vaya por su sitio. Y eso es importante, no una mierda de una culata.


Todo fue por ir a Ikea a comprar unas estanterías LERBERG. El plan era comprar esas estanterías que valen cada una 16,50. "Si en lugar de comprar dos estanterías normales que cuestan al menos 30 euros nos vamos a Ikea a por las LERBERG, ahorraremos un pastón".  Descontando el gasoil y los peajes, al menos sobraban dos euros. Pero, y ahí estaba la parte maquiavélica del proyecto, en Ikea tienen un restaurante donde por un euro te dan de comer albóndigas. Era un plan perfecto, sin fisuras. Hasta lo de la culata.


Así que finalmente cada estantería nos vino costando lo mismo que una estantería Luis XIV de caoba y marfil. Cuando fui a recoger el coche, supe que en el taller lo conocen como "el de nunca mais", por ser el único coche del mundo que todavía lleva la pegatina de cuando lo del Prestige. Mi amigo llamó al jefe de los mecánicos y le preguntó si ya estaba listo "el de nunca mais". Y estaba allí, el cabrón, reluciente por dentro y por fuera, mirándome lascivamente con su culata arreglada.


11 comentarios:

  1. Que tío jeta eres. Tu no fuiste a Ikea, fue tu mujer. Es mas, tu nunca iras a Ikea, a menos que el plan incluya dormir en Coruña, cenar de pinchos y beberte parte de la barra de algún establecimiento hostelero. Por lo demás, me acabo de deshuevar con la historia.

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  2. Ahí precisamente residía el secreto. Sobraban dos euros, menos un sólo plato de albóndigas (porque yo no iba), igual a un euro de beneficio, que sería gastado en un capricho familiar, como comprar el euroconector para el grabador de DVD que me ibas a regalar esa misma semana.
    Ojalá se te joda la culata de tu puta moto.

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  3. Bolinga, eres un chivato. Te recuerdo que todos tenemos historias que contar, como la del coche estampado contra un muro, o el Fiat con las ruedas más anchas del mundo, o un Mercedes que gripó sin más... Ya hablaremos.

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  4. Huy , de Bolinga se podrían contar muchas más...pero serían demasiado duras para este blog

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  5. El DVD está en al maletero del coche, en breve lo tendrás. Y Mar, aun por encima que te estaba echando un capote, lo que decía es que fuiste tú la que se esforzó en ir a IKEA...............

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  6. vuelve la montaña rusa al blog de glub, me encanta pasar del llanto con el violinista quiroga a las risas con la junta de la culata un post genial XDD

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  7. Buenísimo, eres un pozo de sorpresas

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  8. Glub, de coches sí que podría contaros yo historias a Bolinga y a tí, por eso los tuve siempre inconfundibles.
    Que tierna historia la de tu coche y su culata, me se salen las lágrimas.

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  9. Ay Dios, qué tendrán esas albóndigas de las que todo el mundo habla? Hasta ahora me he resistido pero habrá que probarlas...

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