martes, 28 de junio de 2011
¿Llevas tu dinero al banco?
Es una pregunta que uno se hace a menudo últimamente.
¿Por qué la gente sigue llevando su dinero al banco? Por la rentabilidad que se obtiene no, desde luego, pues la banca hoy ofrece un interés próximo a cero. A no ser que ingrese uno millones es difícil obtener beneficios depositando el dinero en un banco. La clase media dinamitada, por ejemplo, que es mucho más que una mayoría inmensa, no gana dinero en el banco, y si algo gana se le queda en gastos y comisiones.
Por la confianza que generan los bancos tampoco será, digo yo. Hoy día la banca merece menos confianza que un heroinómano entrando en una farmacia con un pasamontañas y un cuchillo en cada mano. Para tener el dinero seguro, menos. Primero porque nadie tiene un duro, y luego porque la banca está todo el día diciendo que no tiene liquidez. ¿Como va a estar seguro el dinero en un banco sin liquidez?
Para ahorrar, tampoco. La relación entre un ahorrador y un banquero es similar a la que tenían un judío en Buchenwald y una bombona de Zyklon B. Por eso digo que hay cosas que no se entienden. Que la gente siga llevando su dinero al banco tiene el mismo sentido que llevar a un niño negro a una guardería del Ku Klux Klan, o a una niña rubia a un cumpleaños en el sótano del monstruo de Amstetten.
¿Que ofrece el banco a cambio del dinero de los españoles? Nada. Enseñan un cartel con la imagen de Pau Gasol y prometen que embargarán el piso y la nómina a todo Dios. Y en recompensa, la gente sigue yendo al banco a ingresar su dinero, como aquellos pobres eloi de H.G.Wells que se dejaban comer por los terribles morlocks en "La máquina del tiempo" cuya lectura se impone en estos aciagos días.
O quizás somos todos como Plinio el Viejo, que fue al encuentro del Vesubio y mientras el mundo se desplomaba a su alrededor él comía, bebía, dormía y disfrutaba de la belleza de la erupción. Así murió, en una especie de suicidio épico y en cierto modo casual, simplemente porque el Vesubio estallaba y él no quería perderse el espectáculo aunque le costara la vida, y se fue al vocán como tú vas al banco, a morir entre la ceniza.
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Coño Glub, ahora que me iba a abrir yo una cuenta naranja...¿Y qué hago? ¿meterlo bajo el terrazo de mi casa?
ResponderEliminarYo tampoco llevo mi dinero al banco, pero ¿ si mi casa se incendia? ¡Eso sería peor! Tampoco me hace gracia llevarlo al banco, todo hay que decirlo. Gran dilema que espero puedas resolverme, Glub.
ResponderEliminarEstos símiles solo son comparables a los que se sueltan en una mesa tras un par de cervezas y cuatro copas...... me deshuevo de risa.....
ResponderEliminarGata, Yay, hay menos riesgo de que se incendien vuestras casas que de los bancos os lo devuenlvab si las cosas siguen por ahí. Pero hay opciones: invertidlo en arte, comprad oro o acciones de Inditex, no sé. Todo menos confiárselo a quien nos lleva a la ruina.
ResponderEliminarBolinga, lo escribí antes de desayunar. Con cañas y copas lo hubiese bordado.
Una vez más, y esto comienza a ser preocupante (aunque ignoro exactamente por qué) estoy de acuerdo al 99%. El 1 % es mi apreciación de que el tinglado está montado de tal manera que los incovenientes de no tener una cuenta corriente superan a las molestias.
ResponderEliminarGracias, Manuel. Las molestias son superables. Se puede tener una cuenta corriente con el dinero imprescindible para pagar recibos que no se puedan hacer efectivos por ventanilla. El resto de la pasta, en casita, y siempre algo en el bolsillo para no usar la terjeta, siempre que uno se lo pueda permitir, claro.
ResponderEliminarOs cartos no refajo, ben quentiños a carón da pel.Os bancos para sentar o cú preto de unha sombra
ResponderEliminarPor qué te crees que Botín o similares tienen tanto dinero? Porque se enriquecen a costa de los pocos ahorritos de infinita gente a los que no dan nada y cobran infinidad de comisiones. Eso es mucho dinero, con eso juegan en el mercado y alcanzan buenas rentabilidades. Con las grandes cuentas también ganarán pero no mucho más.
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