lunes, 5 de diciembre de 2011

La reforma



Hay cierta polémica en mi pueblo sobre la remodelación de una plaza. Aquí discutimos mucho sobre remodelaciones de plazas porque tenemos muchas y de un tiempo a esta parte las remodelamos. Las discusiones suelen durar unas semanas, normalmente hasta que remodelamos la siguiente plaza y nos da para cambiar de tema, o de plaza. La última que remodelamos se llama Campillo de Santa María.

Los detractores de la intervención se dividen en dos grupos: el primero es el de los nostálgicos, quienes creen que el Campillo nunca se debió cambiar porque ellos jugaban allí al trompo cuando eran niños, argumento más bien ligero, en mi opinión, entre otras cosas porque los niños ya no juegan al trompo desde que descubrieron que es más divertido y útil emborracharse con alcohol comprado ilegalmente en un 24 horas regentado por un chino sin escrúpulos.

El segundo grupo sostiene sin más que el Campillo estaba bien como estaba y punto. Tampoco estoy muy de acuerdo con ese tradicionalismo acérrimo. Imagino que si hubieran tenido la edad que tienen hoy en las diferentes reformas que ha sufrido la plaza desde el siglo XV, hubiesen pensado lo mismo, que estaba bien como estaba antes. Tendríamos así una plaza llena de caca de caballo y estaríamos acojonados viendo venir las piedras que arrojaría Pedro Madruga desde sus catapultas cada vez que viniera a conquistar la villa.

Lo que yo creo es que la plaza ha quedado medio bien: se ha recuperado parte de la muralla medieval y la vista que tenía la basílica de Santa María. También pienso que ha quedado medio mal. Es una intervención en la que prima el proyecto arqueológico y es sabido que si a un arqueólogo no le pones freno, se crece. Un arqueólogo encuentra un palo medieval y lo musealiza: "¡Hostias, un palo. Este palo hay que musealizarlo ya mismo!" Le crea un entorno, lo ilumina, le pone un paseo alrededor y una barandilla para que la gente admire el palo. Si el presupuesto alcanza, instala un panel explicando el significado del palo: "Palo, ca. 1487. Probablemente perteneció a algún artesano de la villa. Palos como éste eran frecuentemente utilizados por miembros del gremio de canteros de Pontevedra para azotar a sus bueyes y a sus mujeres".

De todas formas, quien da y quita razones en estos temas es el tiempo, y no hace falta esperar demasiado. Las plazas, una vez reformadas, vuelven a llenarse de vecinos y turistas que son los que dan el visto bueno con su simple presencia y al cabo de dos semanas a la mayoría de la gente le importa un huevo cómo era la plaza anteriormente. Las ciudades y sus plazas están para eso, para cambiarse, y la opinión de unos cuantos carece de cualquier relevancia. Otra cosa sería si el pueblo entero se hubiese alzado en rebeldía contra la reforma, pero eso no ha sucedido, bien porque a la mayoría le gusta cómo ha quedado, bien porque le da lo mismo, bien porque estamos demasiado ocupados tomando cañas en las terrazas de nuestras otras plazas remodeladas. Yo, por ejemplo, experimento una combinación de las tres situaciones descritas.

12 comentarios:

  1. Los que mejor conocen esa plaza son los yonkis que la poblaban hace no mucho tiempo, habría que haberles preguntado su opinión o haber creado una comisión compuesta por arqueólogos y yonkis para confrontar opiniones.... Aquí haría falta dispensadores de jeringuillas y papel albal!!!

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  2. E pau,
    e pedra,
    e o fin do camiño.

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  3. Yo jugué al fútbol en el campillo: un conductor malabarista nos mangó un día un balón que le botó en el capó del coche bajando arzobispo malvar. También uno de nosotros se cayó a arzobispo malvar desde arriba y sólo tuvo contusiones.
    Estoy de acuerdo con lo de las plazas remodeladas, con lo de que lo que quiere la peña es tomar cañas en ellas. También pondría a tomar más cañas a los arqueólogos, para que se relajaran. Un saúdo.

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  4. Usted perdone, Glub, pero es mentira que los chinos vendan ilegalmente alcohol ¿o no se enteró de sus últimas manifestaciones para vender alcohol libre de impuestos? Salieron por Madrid los sesenta mil legales que tienen tiendas de baratijas pero no les dejan vender bocadillos y cervezas en la calle. Y así no se puede.

    Por otra parte, por mí que remodelen lo que gusten y saquen una piedra por aquí y por allá, pero que dejen bancos cómodos para sentar mi vejez y cansados huesos a la sombra de plataneros y contar batallitas a los nietos.

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  5. Bolinga, tienes toda la razón, hijo. Un yonqui sería un excelente contrapeso.

    Santa Compaña, qué buen gusto:

    http://www.youtube.com/watch?v=tHEQ-m4KSaQ&feature=fvwrel

    http://www.youtube.com/watch?v=3A3W5v1dNNI&feature=related

    Manuel, todos tenemos algún conocido que cayó desde el Campillo hasta Arzobispo Malvar, una tradición que por desgracia se perderá para siempre.

    Venga ya, Teresa, estás estupenda y lo sabes. De aquí a que llegue tu vejez esa plaza será remodelada dos docenas de veces, chiquilla.

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  6. Me encanta cómo ha quedado el Campillo, aunque es cierto que a veces hace falta un poco de tiempo para asimilar un cambio tan radical, creo que en esta ocasión han acertado como en tantas otras. Soy de los que pienso que es un broche de oro a la recuperación de la zona monumental. Los que se quejan son los que habían convertido la zona en un parking y el Campillo en un mercadillo de heroína.

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  7. aun no he tenido tiempo de pasar a verlo, pero en cuanto pueda pasare por allí para ver como quedo y recordar mis primeros botellones :-D

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  8. Una Zona Monumental se restaura, no se reforma.

    No estoy ni en un uno ni en otro bando aquí expuesto. Defiendo el rigor en las actuaciones y en la musealización de todo lo que sea posible. El turimos del siglo XXI es el de cultura y ciudad y si se puede hay que apostar por ello, pero no de esta forma.

    Un saludo

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  9. Lo importante es recuperar los espacios y reformar todas las plazas, en el Campillo, además del palo encontrado, podrían poner un monumennto a la Jeringuilla con un cartel de ´´Non Compartir´´.
    Y encargar al Instituto NOS un certamen para a través del deporte, las jeringuillas y la cultura en las plazas, conseguir atraer turismo a Pontevedra.

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  10. Arturo, tanto tiempo sin verte por aquí.

    Lara, hija, tú siempre pensando en el botellón.

    Santano, deja a Urdangarín en Nueva York, que cuanto más alejado de Pontevedra, mejor para nosotros.

    Un abrazo a todos.

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  11. Sísar, reconocerás que por ejemplo desde la perspectiva que ofrece la foto con la que ilustro la entrada, se ha ganado. La vista de Santa María dominaba en otros tiempos la ciudad. Una fachada como ésta debe poder admirarse también desde la distancia, y es algo que se había perdido con anteriores reformas. Otra cosa es la musealización de los restos (yo diría vestigios de escaso valor arqueológico) de la casa-torre de Tristán de Montenegro, así como del pavimento adyacente. La casa de Tristán bien pudo haber quedado cubierta y el pavimento descubierto pero de libre acceso. Ambos espacios se han perdido para musealizarse. Por eso digo que la reforma ha quedado sólo medio bien.

    No estoy del todo de acuerdo en que la zona se restaura pero no se reforma. Es un eslogan bonito que yo mismo he utilizado en alguna ocasión, pero poco realista en términos históricos. Si no se reformara, no tendríamos zona, porque la zona monumental de Pontevedra es fruto de miles de reformas a lo largo de los siglos, algunas de ellas poco afortunadas y otras mucho. Y reformar espacios puntuales es una manera de conservar. Cada piedra de la zona es el resultado de una reforma radical de un espacio que antes no era como lo vemos hoy. Todos los gobiernos de los últimos cinco siglos han hecho reformas en la zona, y el resultado es el que tenemos ahora. Lo mismo se puede decir de muchos ciudadanos que han reformado sus viviendas o directamente las han tirado hace siglos para hacer nuestras maravillosas casas blasonadas o sin blasonar. Si nos hubiéramos limitado a conservar tendríamos plazas de tierra y casas de madera y no beberíamos vermús con ginebra en la plaza de la Verdura, porque no existirían ni la plaza ni el Feira Vella ni el vermú ni la ginebra ni el hielo para enfriarla.

    Un abrazo.

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  12. El un eslogan sí, pero que define muy bien como se debe proceder en estos casos.

    El Caco Histórico de Pontevedra fue declarado de Interés Histórico-Artístico en 1951 (el de Combarro no lo fue hasta los 70 por ejemplo) y esto conlleva una serie de requisitos en su protección que viene regulada en la Ley 16/1985 de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español.

    Es intolerable que se modifique nuestro Casco Histórico al libre albedrío de 4 personas sin rigor ni consenso alguno. Yo nunca entraré en si queda bonito, mejor o peor, pero desearía que todas estas actuaciones se hiciesen con transparencia, rigor, ajustadas a la Ley y participación ciudadana en busca del consenso de todos.

    Un abrazo Rodrigo

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