lunes, 2 de abril de 2012

El mejor



Conozco un cuento que viene siendo más o menos así:

En la misma calle competían hace muchos años tres zapateros remendones. Deseoso de hacerse con la clientela de los otros dos, el primero puso un hermoso cartel en su fachada con el siguiente texto: "El mejor zapatero del país".

El segundo zapatero, picado por la osadía de su competidor y preocupado por la pérdida de clientes decidió encargar un cartel similar, aunque con un lema más ambicioso: "El mejor zapatero del mundo".

El tercer zapatero vio entonces cómo se iba quedando día a día sin clientes nuevos. Los que ya lo conocían seguían confiando en él, pero aquellos que llegaban a esa calle buscando un zapatero, se dejaban llevar por los anuncios de sus rivales. Él no entendía cómo la clientela se podía dejar convencer por unos simples carteles, cuyos lemas además no se correspondían con la realidad, pues ninguno de los dos primeros zapateros eran mejores que él. Era un trabajador honesto, que ejercía su oficio con la mayor dedicación y a unos precios razonables. Forzado sin embargo a entrar en la cruda batalla publicitaria, estuvo dándole vueltas durante unos días al asunto, no encontrando un lema para hacerse un cartel que superase a los anteriores. Los vecinos de la calle estaban expectantes, preguntándose cómo reaccionaría. Sabían que era una persona humilde, incapaz de proclamarse, por elevación, "El mejor zapatero del universo", o algo parecido.

Finalmente, una mañana todos se asombraron al encontrarse con su respuesta. Se corrió la voz de que  el tercer zapatero había colgado su propio cartel y acudieron en masa a leer el lema, que rezaba así: "El mejor zapatero de esta calle".

Hasta ahí llega el cuento de los tres zapateros, del que cada uno extraerá la moraleja evidente. El el mundillo en el que me vengo desenvolviendo, no he conocido a ningún autor que haya llegado lejos creyéndose el mejor del mundo, aunque no dudo que haya excepciones, que en todo caso serán muy contadas a lo largo de la Historia. Por norma, un escritor, un cantante o un pintor, pongamos por caso, solamente triunfa cuando cultiva su talento con paciencia, partiendo de unos límites que debe conocer. Si uno trata de ser el mejor de su calle, probablemente acabará siendo el mejor del mundo, pero esa norma no funciona si se invierten los factores: el que se cree el mejor cantante del mundo, por ejemplo, comprenderá tarde o temprano, cuando la realidad lo haya llevado al retiro sin haber logrado nada, que no sólo no fue el mejor de su calle, sino que como mucho ha conseguido ser el más penoso y frustrado de entre los que hacen el ridículo en un karaoke. Claro que luego encontrará mil excusas para justificar su fracaso, pero la realidad es que no era bueno en lo que hacía: él creyó que era el mejor, pero obviamente ese no es el camino a ningún sitio.

Cierto que luego hay muchos factores, digamos "ambientales", ajenos al talento, que determinan cuánto de lejos puede uno llegar. En el caso de tres futbolistas, por ejemplo: dos de ellos pueden ser igual de buenos y uno llegar a un gran equipo mientras otro se queda en Segunda. Quizá el primero hizo el partido de su vida cuando vino un ojeador a verlo, o consiguió un agente con más contactos, o tuvo menos lesiones. Pero ambos habrán llegado a ser algo; un tercer futbolista, sin embargo, se quedará en Regional simplemente porque no era bueno para más, y eso no tiene nada que ver con lo que él piense de sí mismo. La realidad es tozuda.

De entre todos a los que conozco, solamente van llegando a algún lado quienes lo hacen casi sin darse cuenta, partiendo de cero, intentando hacer un buen trabajo y esperando a ver qué pasa. A fin de cuentas, a la larga será siempre la calidad la que determine cuál es el mejor, y no  un cartel engañoso, ni mucho menos la incapacidad del zapatero para reconocer su falta de cualidades.


7 comentarios:

  1. Grande Cota, el cuento es muy bueno, y el resto igual, daría que pensar a muchos mediocres que se creen los mejores. Saludos

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  2. Superado un mínimo de calidad, la cosa empieza a ser cuestión de gustos: no existen baremos objetivables para decir qué es "mejor" en arte. Y muy cierto lo del trabajo, ya Edison dijo que el genio es un 1% de inspiración y un 99% de transpiración. Blogueros sudadores es lo que somos :-)

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  3. Arturo, gracias por la visita y por el elogio. Ya te debo tantas cañas que un día me compro un barril sólo para ti.

    Cuando escribes en gallego, Manuel, como has hecho en la última entrada de tu blog, el mejor de por aquí eres tú, con permiso de Vórtice y de las chicas del Diario, y lo sabes. En castellano tienes más competencia, pero te pondría en la lista de los diez mejores.

    Lógicamente, Manuel, la cosa es cuestión de gustos y los gustos son subjetivos. Pero quien tiene esos gustos son los usuarios, que dan una opinión, que es la suya. Si todos coinciden en que uno es malo, lo más seguro es que lo sea.

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  4. ¿Por qué no me aparece el comentario de Teresa? Lo leo en mi cuenta de gmail pero no aquí.

    Teresa, que sepas que no es mi culpa.

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  5. Un cuento con diferentes lecturas, ¡me gusta!

    Un beso, Cota

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  6. Teresa, lo he copiado y pegado de mi cuenta de gmail, pero el boicot de Blogger a tus comentarios sigue en pie. Por lo que veo, en el blog de Manuel te lo han levantado, pero aquí no. ¡Libertad para Teresa!

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  7. http://www.youtube.com/watch?v=0XVm6GWHnyk&feature=related

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