sábado, 31 de enero de 2009

Sucesos impredecibles y sucesos no predecibles.






















De alguna manera debemos hacer una distinción entre lo impredecible y lo no predecible. Aunque, por definición, ambos conceptos puedan parecer el mismo, son bien distintos. Pero marcaremos antes la distancias entre probabilidad y predicibilidad, términos que, instintivamente, nos llevan al error en la predicción de los sucesos venideros.

Decimos "instintivamente" porque es un fallo innato el de creer que lo probable es lo predecible. Aunque es habitual que esta progresión lógica se cumpla, la excepción suele tener consecuencias fatales para el pronosticador, sobre todo si ha apostado por ello.

Lo más probable es que Goliat venza a David. Goliat es un gigante en la flor de la vida que mide, pongamos, cuatro metros. Un tipo musculado que se mantiene en forma. Un hombretón que jamás ha sido derrotado. La probabilidad de su victoria sobre el esmirriado David es tan alta que apenas adjudicamos a las opciones de David una confianza despreciable. David es un chavalín que no sobrepasa el metro y medio, pesa 50 kilos y además sabemos que odia la violencia y lo hemos visto bebiendo tequila hasta las seis de la madrugada. Son las diez de la mañana, hora fijada para el combate.

El hecho de creer en las posibilidades de Goliat (probabilidad) no tiene para nosotros mayores consecuencias. Pero, adelantándonos al suceso probable, hemos dicho a nuestra familia que David está acabado, que será derrotado por Goliat (predecibilidad), y que, por ello, hemos decidido que lo mejor será comernos a la cabra, nuestra única posesión, y dejarlo todo para unirnos a las huestes de Goliat. Hemos confundido lo probable con lo predecible.

Impredecible es el suceso (más o menos probable, da lo mismo) cuyo fin es incierto. Por ejemplo, eran impredecibles los resultados de los combates Ali-Frazier. Por eso eran tan buenos.

No predecible es el suceso desconocido pero posible. No predecible es que, en un combate Ali-Frazier, el árbitro suba al ring vestido al modo de un carnaval veneciano, saque una catana y decapite a ambos contendientes. Nunca tal cosa sucedió, desde luego, pero podía haber sucedido, o podría suceder aún. Como vemos en la imagen, los combates Ali-Frazier aún no han terminado, algo que nos parecía no predecible hasta hace poco tiempo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario