martes, 30 de junio de 2009

Sobre los errores en la interpretación del pasado III. Oiasso y el hecho diferencial vasco.


Empecemos por afirmar que no seré yo quien cuestione el "hecho diferencial vasco", entre otras cosas porque, indudablemente, existe.

Pero sí hemos de poner en duda el origen del hecho diferencial.

Hasta hace apenas una década, se sostenía el argumento de que la pervivencia del euskera se debía al aislamiento de una parte del territorio vasco, concretamente de la actual Guipúzcoa, lugar en el que los vascones habrían permanecido durante miles de años incomunicados del resto de la humanidad, preservando una cultura y, sobre todo una lengua, el euskera, que son el principal soporte del consabido hecho diferencial.

A pesar de que ya autores clásicos como Plinio o Ptolomeo hablaban de Oiasso dando una serie de indicaciones que permitían aventurar una localización de tal asentamiento precisamente en tierras de Guipúzcoa, tales referencias eran obviadas con un argumento conveniente (no académico): Roma jamás entró en Guipúzcoa. Los nacionalistas vascos mantenían una razón, según la cual cualquier intento de incursión romana fue rechazado por los valientes vascones. Por su parte, y de una manera casi insultante, otra corriente explicaba el hecho sosteniendo que Roma jamás quiso entrar allí porque consideraba aquel territorio simplemente despreciable e inútil. Ni una cosa, ni la otra.

Hoy sabemos que esa zona no solamente no estuvo incomunicada. Era de hecho un gran centro de comunicaciones terrestres, marítimas, sociales y administrativas. En Irún, localidad donde se encontraba la antigua Oiasso, y en sus cercanías, han aparecido un puerto romano, un fondeadero, unas termas, una necrópolis, un puente y mucho más. La importancia de los yacimientos permite asegurar que por algún lado acabarán apareciendo una aduana, templos, un circo y sabe Dios qué más. Se habla ya de que Oiasso tendría una importancia similar a la de Londinium (Londres) y sería uno de los principales puertos atlánticos del Imperio Romano.

Eso desmonta el argumento del aislamiento milenario y obliga a unos y otros a reinterpretar la Historia desde una nueva perspectiva, que pasa por introducir un elemento esencial hasta ahora ignorado, como es la romanización de todo el territorio vasco, más importante aún que en muchas otras zonas de la península ibérica. ¿Cómo entender entonces el hecho diferencial? No lo sé, pero desde luego no a través de un aislamiento que sabemos hoy que nunca existió.

Cuentan los arqueólogos que participaron en la excavación que, aún a la vista de las termas romanas, había quien negaba el hecho con argumentos dogmáticos del tipo: "Imposible. Los romanos nunca llegaron aquí", o "lo romano es español, no vasco". Lo cierto es que los romanos sí llegaron, tan cierto como que lo romano no es español ni vasco. Es romano, por supuesto.

Arriba, reconstrucción virtual de la Oiasso romana. Muy romana y tan poco vasca como española.


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