jueves, 24 de septiembre de 2009

El Poeta Laxe, víctima de la Inquisición.


Durante el XVIII, llamado "el siglo de las luces", ciertas costumbres vigentes en Europa hasta entonces comenzaron a relajarse. A España y sus territorios de ultramar ese ramalazo liberal fue llegando con retraso y mengua, pero fue llegando. Y frente a la Ilustración, los poderes trataban de responder con más Inquisición. En ciertos territorios el celo de los inquisidores llegaba a extremos que sobrepasaban el límite de lo absurdo.

En México, por aquel entonces virreinato de la corona española, una de sus víctimas fue el llamado Poeta Laxe. A nadie le sonará el Poeta Laxe porque su obra ha permanecido inédita hasta hace apenas unos años, en que Georges Baudot y María Águeda Méndez rescataron los poemas de Laxe y los publicaron en su obra "Amores Prohibidos", una recopilación de textos censurados por la Inquisición. El caso de nuestro Poeta Laxe es especialmente sangrante, pues el pobre no había publicado una sola línea el día en que fue encarcelado.

El Poeta Laxe era de profesión peluquero. Los inquisidores, a saber cómo, se enteraron de que el pobre chaval, que aún no había cumplido los 28 años a la fecha de su detención, escribía versos en sus ratos libres. Al parecer, utilizaba sus poemas para intentar seducir a algunas mujeres. A eso la Inquisición le llamaba "proposiciones heréticas". Tras su detención registraron su casa y allí encontraron un cuaderno en el que Laxe escribía sus versos.

Su nombre real era Francisco Mendoza, según la acusación:

"natural de San Pedro de Bordoneo (sic, por Bordones o Bordóns), distante dos leguas de Pontevedra, en el Reino de Galicia, de edad de veintiocho años algo menos, de oficio peluquero, de estado soltero y que vino preso al Santo Oficio el día 19 de mayo."

El Poeta Laxe permanecía en las mazmorras de sus captores el 17 de junio de 1784, fecha en que se redacta la acusación. Hasta ahí llegan las noticias sobre nuestro desgaraciado poeta. Nada hay sobre la suerte que corrió ni sobre cómo terminó el asunto. Confiamos en que el bueno de Laxe haya salido bien del trance. Lo que sí nos queda son sus poemas. Reproducimos apenas los primeros versos de su cuaderno, recuperado de los archivos del Santo Oficio en México. Ante ustedes, señoras y señores, un fragmento del grave delito cometido por nuestro vecino el gran Laxe. Sirva como desagravio al peluquero poeta. El título, "Décimas a una esquiva dama para obligarla a querer y convencerla de errores." Comienza así:

"Si dudaras inclinarte
a quien como yo te adora,
en estos versos señora
verás como sé obligarte.
Y también he de probarte
con bastantes fundamentos,
en sólo tres argumentos,
que me debes estimar
pues así haces penar
afligido entre tormentos."

La imagen de arriba nos viene al pelo. Es la portada del disco "Perseguidores de herejes" del grupo mexicano "Santo Oficio". Y la música, lo mismo. Serrat canta a otro poeta perseguido, Machado.


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