jueves, 14 de enero de 2010

Kevin piensa mal. Y hace bien.















Se dice que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Pero el dicho debería completarse, labor que nunca había hecho nadie hasta hoy. Quedaría así: el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra de manera inconsciente. Porque ir a buscar una piedra con la que uno se ha tropezado para volver a tropezarse no parece lógico.

Es el caso de Kevin Piensa Mal. Hace ya unos cuantos años un grupo de amigos que pasaban de una adolescencia tardía a una inmadurez incipiente (en la que permanecen instalados), tuvieron la desgraciada idea de montar un blog.  Empezó como una paginilla de coleguitas que se contaban sus aventuras a sí mismos. Pero poco a poco la cosa fue derivando y comenzó a tomar un cariz preocupante. El grupo, todos ellos amigos desde la infancia, fue pasando de las chancetas inocentes a las bromas pesadas. El contenido del blog fue subiendo rápidamente de tono. Comenzaron a airearse trapos sucios, a contar esas cosas que uno ha visto hacer a un amigo (a todos nos ha pasado) y que, si bien nunca se olvidan, jamás se mencionan por vergüenza propia y ajena. Cuando se reunían en un bar las palmadas en la espalda eran cada vez más enérgicas y las miradas se iban volviendo cada vez más torvas y desconfiadas. Pero al mismo ritmo, el blog ganaba lectores. Gentes de todo el mundo lo visitaban para ver cómo aquel grupo de imbéciles se partían la cara todos los días, por lo que llegó a convertirse en un lugar de culto. El éxito de Kevin Piensa Mal avanzaba al mismo ritmo al que peligraba aquella amistad tan enraizada.

El blog quedó clausurado cuando decidieron, justo cinco segundos antes de que comenzara una cadena de asesinatos, que mantener el blog era menos importante que mantener el grupo. Fue un instante de lucidez. Así, el blog murió de éxito y sus miles de lectores abandonados a su suerte. Ayer me enteré por casualidad de que alguno de aquellos protagonistas ha decidido reabrir Kevin Piensa Mal. Me preocupa, claro, porque los conozco y se vuelve a mascar la tragedia.

Y otra cosa me preocupa doblemente. El perfil del nuevo y anónimo administrador cita entre sus libros preferidos "En el Camino" y "El Guardián entre el Centeno", dos obras que deberían estar prohibidas. Es sabido que el 50% de los que leyeron esas obras acabaron muertos al entrar en una espiral autodestructiva. El otro 50% acabó en la cárcel, bien por ingresar en la secta de Charles Manson, bien por asesinar a John Lennon.

Sólo espero que esta vez se imponga la cordura. Por el bien de la humanidad.

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