Mokámbo. Aromas de Libertad. Por Victoria Evita Ika

Conocí a Victoria Evita Ika como escritora. Es hija de Leoncio Evita Enoy, quien fue pintor y escritor, autor de la primera novela africana escrita en castellano, "Cuando los Combes Luchaban". Tuve entre mis manos el primer borrador de "Mokámbo. Aromas de Libertad", y desde la primera lectura la consideré una obra dura, valiente, escrita por una autora con carácter. Recomendable. Tardó varios meses en revelarme que también es pintora, como lo fue su padre. Y unos meses más en contarme, como de pasada, que era la mitad de Ivanga Bue, el mejor grupo de Chill out que existe en el mundo. La otra mitad de Ivanga Blue es Bianca Santander, también artista polifacética que se ha encargado del diseño de la cubierta de la novela que nos ocupa. Lo último que me contó Victoria sobre sí misma fue que las dos componentes del dúo invierten sus beneficios en reconstruir escuelas en Malabo.

Victoria es ecuato-guineana y ha escrito un texto ambientado en África, que nos cuenta de una manera deliciosa las vivencias de la joven Amanda, quien busca una salida a su desesperada situación familiar y económica. En realidad, lo que busca Amanda es un camino a la supervivencia. Hay mucho de realidad en esta novela, en la que descubriremos que es la vida la que elige un camino para ti y que, en ocasiones, la verdadera salida se encuentra en un viaje por el interior de uno mismo. Yo he disfrutado mucho con la lectura de la obra de Victoria, por varios motivos: hay mucho de costumbrismo africano; la protagonista, que nos narra su historia vital en primera persona, no lo hace de una manera desgarrada, sino con una candidez optimista que provoca una reacción de ternura en el lector; y hay inesperados golpes humorísticos que uno no cuenta con encontrar en un argumento tan crudo.

Por todo ello y por mucho más, se impone la lectura de la novela de Victoria Evita Ika, escritora y artista.

Hace poco escribía yo sobre los "Cuentos de Orense", de Ricardo Outeiriño. Decía que fue uno de los mejores regalos que he recibido en mi vida. Aquel libro supuso para mí una gratísima sorpresa, que cumplía la primera condición de una sorpresa: ser inesperada. De éste otro libro debo decir que me resulta tan gratificante como aquél, con una diferencia, y es que la obra de Victoria la esperaba yo con impaciencia. Es un regalo deseado. Y para poner todas las cartas boca arriba, debo añadir que el libro me viene con dos dedicatorias. Una manuscrita, cuyo contenido conocemos Victoria Evita y yo; otra impresa, en la que podrás leer, bajo otras líneas dedicadas a la memoria de Leoncio Evita, al marido y los hijos de la autora y a su inseparable amiga y compañera Bianca: "Para Rodrigo Cota, por creer en mí, y por infundirme confianza y seguridad".

Es muy fácil para mí creer en Victoria Evita. Por eso creo que esa dedicatoria no la merezco. Lo difícil es creer en Dios, o en la Santísima Trinidad. Creer en Victoria es una cuestión de sentido común. Hay talentos, como el suyo, que se reconocen al primer vistazo. Y acabaré estas líneas, que escribo mientras lloro de felicidad, asegurando que si quieres leer una grandísima novela, no te lo pienses: "Mokámbo. Aromas de Libertad", por Victoria Evita Ika.

Nos quedamos con Ivanga Blue y el vídeo de "África".