El códice Calixtino es un facebook del S.XII. Ahí está la música sacra de moda en la época, cotilleos, normas y relatos de viajes. Pero ya que nos han robado nuestra joya bibliográfica, es un buen momento para conocer su contenido. Nos centraremos en el libro V del Códice, al que la prensa ha dado en llamar "guía de viaje". Está escrito por un francés, y es muy útil para hacernos una idea de lo que pensaban de nosotros más allá de los Pirineos:
"Todos los ríos que se encuentran desde Estella a Logroño son malsanos para beber hombres y bestias, y sus peces lo son para comerlos. Si alguna vez comes en España y en Galicia, (...) seguro que muy pronto o mueres o enfermas. Y si por casualidad, hubo quien los comió y no enfermó, eso porque o fue más sano que los otros o permaneció largo tiempo en aquella tierra. Todos los pescados y carnes de vaca y de cerdo de toda España y Galicia, producen enfermedades a los extranjeros."
Pues ya me dirás qué comían los peregrinos. Se traerían los bocatas de fuagrás de casa, y una calabaza con borgoña, no te jode. Luego fue cuando los agricultores franceses empezaron a volcar nuestros camiones y los alemanes nos acusaron de envenenar los pepinos. El desprestigio al producto español era ya una constante en el S. XII.
El autor del libro V del Códice era un hijoputa llamado Aimerico Picaud. En el capítulo VII del citado libro V, dedicado a los hombres y las tierras del Camino de Santiago habla en términos más o menos elogiosos de sus compatriotas franceses. Pero en cuanto entra en reinos de la Península Ibérica el cabrón se destapa. Se ceba especialmente con el noble pueblo vasco-navarro:
"Comen, beben y visten puercamente. Pues toda la familia de una casa navarra, tanto el siervo como el señor, lo mismo la sierva que la señora, suelen comer todo el alimento mezclado al mismo tiempo en una sola cazuela, no con cuchara, sino con las propias manos, y beben todos del mismo jarro. Si los vieras comer, los tomarías por perros o cerdos comiendo. Y oyéndoles hablar, te recuerdan los ladridos de los perros, pues su lengua es completamente bárbara."
Eso es sólo el principio. Más que una guía para llegar a Compostela parece una guía para no venir. Sigue Picaud metiéndose con vascos y navarros. Hay que estar realmente inspirado para discurrir tal fila de insultos en tan poco espacio:
"Este es pueblo bárbaro, distinto de todos los demás en sus costumbres y naturaleza, colmado de maldades, oscuros de color, de aspecto innoble, malvado, perverso, pérfido, desleal y falso, lujurioso, borracho, agresivo, feroz y salvaje, duchos en toda suerte de violencias, silvestre, réprobo, impío y rudo, cruel y pendenciero, desprovisto de cualquier virtud y enseñado en todos los vicios e iniquidades (...)"
Así se inventan los tópicos. Pero el cabrón no está dispuesto a detenerse, y eso que el pergamino escaseaba en aquellos años de mil ciento y pico. Los vascos y navarros se follan a su ganado. No lo digo yo, Dios me libre, lo dice el Códice Calixtino. Y además, besan a las mulas en la vulva. Y son celosos:
"En algunas de sus comarcas, sobre todo en Vizcaya y Álava, los navarros mientras se calientan, se muestran mutuamente sus vergüenzas, el hombre a la mujer y la mujer al hombre. También usan los navarros de las bestias en impuros ayuntamientos, fornican incestuosamente al ganado. Pues se dice que el navarro cuelga un candado en las ancas de su mula y de su yegua, para que no las pueda acceder más que él mismo. Además, da lujuriosos besos a la vulva de su mujer y de su mula."
Picaud, si tú has visto todo eso con tus propios ojos eres un degenerado, pues si no está bien besar la vulva de una mula, tampoco debe ser muy normal quedarse mirando mientras ellos se muestran sus vergüenzas y se follan al ganado y le besan la vulva, digo yo, tú sabrás. Es tu vida.
Tras gastar toda esa tinta, llega a Castilla y sólo le quedan fuerzas para decir de sus habitantes que son "malos y viciosos", sin especificar, por lo que sus vicios debemos imaginarlos. De los gallegos, "muy iracundos y litigosos". Pues iracunda y litigosa será tu puta madre, Picaud, que te meto un pleito que te fundo.
Lo que no se entiende es que eso se guardara en una catedral. Yo creo que el Códice Calixtino lo robó otro como Picaud para adorarlo en la sede de un club neonazi, porque robar para leer, lo que es leer, se va uno a la biblioteca de su pueblo, pide algo de Joyce y no lo devuelve, que total nadie lo va a notar.
Eso lo robó uno de Bilbao
ResponderEliminarDevuélvelo, Rodrigo!!
ResponderEliminarEste libro V es la guía Michelín del Camino en el medievo, pero detalladando. Y el tal Picaud, menudo elemento!.
ResponderEliminarLo cierto es que tiene toda la pinta de que nos podemos ir olvidando del Códice original.
"El autor del libro V del Códice era un hijoputa llamado Aimerico Picaud". Y punto. Mira por dónde hasta me alegro de que lo hayan robado, que ni idea tenía yo de lo que ponía el libro.
ResponderEliminarSe me ha ocurrido una idea güenísima que habría que plantearle a las autoridades eclesiásticas de la catedral de Santiago: sustituir el códice ése por un ejemplar de la edición de lujo de "Colón Galego". Así se haría justicia.
Muy bueno, Glub, todos hablan del códice pero eres el primero que dice algo sobre su contenido, menudo elemento el Picaud ese.
ResponderEliminarAnda por ahí rondando desde ayer el defensor de la Teoría Monoparental del Colón Gorilero. Necesita cariño.
ResponderEliminarMe paga Carlos Valle, que es amigo mío. É o poder Ianqui.
ResponderEliminarjajajajjajjaaa, que bueno!!!!!
ResponderEliminarcuando glub se sale, se sale XDDD
http://www.lavozdegalicia.es/galicia/2011/07/07/00031310036833938548538.htm
ResponderEliminarPues por eso lo robaron, lo que me extraña es que con esa ingenuidad que muestra no lo hicieran antes.
Tenía otra impresión del códice calixtino, debe ser, probablemente, porque no lo había leído.
ResponderEliminarMenos mal que ya lo leíste tú, Glub, y me ahorras perder mi valiosísimo tiempo leyendo improperios de un hijoputa.
El camino de Santiago (de Compostela Bolingas, nada que ver contigo), fué el principal motor religioso-cultural por siglos de Europa, por suerte en ese entonces los peregrinos, en su inmensa mayoría, no lo habían leído, con esa publicidad solo los deprabados como Aimerico Picaud harían tan largo viaje para ver lo que nos cuenta este payaso.
Me parto, pues así ya no da tanta pena que lo hayan robado.
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