Por Manuel Pérez Lourido
Un día
de estos le voy a dar un beso lésbico a mi mujer, ya me las
arreglaré como pueda, para colgarlo en facebook como bar refaeli y
así copar las redes sociales con mis morros morriñentos (llenos de
saudade, quiero decir). Como ya es la cuarta o quinta vez que leo
algo sobre esta modelo con nombre de vulgar establecimiento
hostelero, y siempre son estupideces que se monta para salir en los
medios, me he indignado estilo 11M. Es que yo soy muy de bares y no
soporto que se ensucie su buen nombre. Antes la chica había colgado
en twitter una foto en un WC en la que simulaba orinar como un hombre
(supuestamente para apoyar a gays y lesbianas) y para apoyar a los
“nerds” se dio un pico con un actor gordo y con gafas para un
anuncio de la superbowl. También anduvo meredeando por can Barca y
fueron muy comentadas una foto con Xavi Hernández y un supuesto
affair con Gerard Piqué. Siempre colgada del candelabro, vaya.
Todo
esto suele pasar cuando tus ansias de notoriedad no están en
consonancia con tus destrezas artísticas, pues aparte de su
envidiable físico no se le conocen a la modelo israelí otras
virtudes. Como vivimos en la época que vivimos, nos tiramos a los
enunciados tautológicos (la pela es la pela), aunque voy a evitar el
verbo tirar en su versión reflexiva (tirarse) tratándose de bar
rafaeli. Quería decir que la peña pierde el oremus por salir en los
medios y se tiran (dale) a los reality shows como locos. No les
importa morirse de hambre en una isla supuestamente desierta, poñerse
trajes de baño ridículos para tirarse (otra) de una piscina con
poco salero o ponerse a vivir en una tienda de campaña en la sierra
en plena canícula. Lo importante es la pasta y salir en la foto.
Aquí pasa lo contrario de lo que advertía Alfonso Guerra: el que no
se mueve no sale en las fotos. Si vives de una imagen, en lugar de un
oficio o de lo que sea que sepas hacer, tienes que procurar que esta
esté siempre en todas partes pues cobras de eso: de que se te vea.
No importa cuánto ridículo tengas que soportar: tu forma de ganarte
la vida es ridícula en si misma y sin embargo puedes llegar a
ganártela muy bien. Hay gente popular que gana un pastón sólo por
comparecer en fiestas. Recordemos aquel Jaime de Mora y Aragón, con
su calcetín en el bolsillo de la blazer en lugar de pañuelo. París
Hilton, que está en esto por puro vicio, ya me dirán, llegó a
cobrar medio millón de dólares por ir al LAX club de Las Vegas.
En
España pagan bastante menos, pero seguimos sufriendo la presencia
televisiva de seres que adornan con su imagen las tertulias y las
estropean con sus rebuznos. Perdón, pido perdón a todos los
propietarios de burros y a los amantes de los équidos en general.
Lo
lamentable de todo esto, lo verdaderamente triste, es que somos
cooperadores necesarios en todo este ámbito de negocio. Si no les
prestásemos atención, todas estas personas tendrían que empezar a
ganarse la vida de otra manera más productiva para la comunidad y
dejarían de hacerse muchas tonterías. Y ahora es cuanto todos
decimos que no, que nosotros vemos La2.
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