lunes, 1 de julio de 2013

Rosendo y el Dúo Dinámico



Todo este jaleo empezó hará cosa de unos tres meses. Reunidos en un lugar discreto, que es donde se celebran las reuniones clandestinas, Antón Louro y Jacobo Moreiradiseñaron su historia de amor. Según reconocen fuentes de ambos partidos, Moreira tomó entre las suyas las manos de Louro y comenzó a hablar con estas palabras que reproducimos literalmente: “Mirándote a los ojos, juraría que tienes algo nuevo que contarme. Empieza ya, mujer, no tengas miedo. Quizá para mañana sea tarde. Quizá para mañana sea tarde”. Yo escuché la grabación, y si estoy mintiendo que se muera ahora mismo Mauricio Rodríguez Boullosa

Hablaron largo y tendido. Louro contó a Moreira cómo se sentía: su relación con el alcalde no iba por buen camino. Lores no le prestaba la debida atención ni lo respetaba como pareja. Todos los logros del Gobierno los capitalizaba el alcalde, que no dejaba ni las migajas; acaparaba la presencia mediática y solamente se prestaba a compartir los fracasos. Moreira también habló. Dijo que él se sentía igual o peor: Lores se la había jugado con el asunto de los díscolos, estaba subido a la parra y si no actuaban rápidamente, el alcalde y su prepotencia tendrían la reelección asegurada. Había llegado el momento, mediada la legislatura, de hacer ver a Lores que ellos también estaban ahí. Echaron sus cuentas, que son las que siguen: por hacer valer su autoridad, distanciarse de su socio y conseguir un espacio propio, el PSdeG aumentaría cinco concejales, pasando de tres a ocho; Moreira, al emerger al fin como un líder de la oposición capaz de alcanzar consensos con uno de los grupos del Gobierno y complicar la plácida existencia del alcalde, conseguiría otros cinco más para el PP, llegando a dieciséis con los once que ya tiene. (...) Sigue leyendo en Diario de Pontevedra. Rosendo y el Dúo Dinámico.


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