martes, 22 de octubre de 2013

EL GRAN ENIGMA PONTEVEDRÉS



Por Manuel Pérez Lourido

Existe en Pontevedra un enigma oculto. es decir, todo el mundo está pasando por alto su existencia, la existencia del enigma, queremos decir. Al lío: se trata de un comportamiento relativo a los actos culturales, especialmente los de carácter literario, que se realizan en nuestra ciudad. He asistido a un buen puñado de ellos en los ultimos meses y en todos ellos he constatado la presencia de dos o más ediles del partido popular, uno o ninguno del partido socialista y medio o cero del bloque. Enunciemos el enigma: ¿ha dictado, en su día, qué vaya usted a saber cuál fue, Breogán, alguna maldición o castigo para el político de su fogar que asistiese a algún acto cultural, especialmente los de carácter literario?. Como enunciado es de tamaño king size, pero así son las cosas y se la estamos contando como bien podemos. Los políticos locales van a estos saraos y a servidor le importan un huevo sus motivaciones para hacerlo, lo que a uno no le deja vivir, o lo incapacita para hacerlo sin angustia, es la terrible ausencia de los políticos nacionalistas. ¿Tienen prohibidos los canapés por alguna omertá independentista, pendenciera o pangalaica? ¿acudirían si fuese obligatorio traerse un tuppper? ¿por qué privan de su privilegiada compañía a sus compañeros de corporación y a los gestores y actores de los actos culturales, especialmente los de carácter literario? . ¿Cómo puede salir el sol, o las nubes, cada mañana sin que estas cuestiones hallen respuesta?. Cierto es que, en ocasiones, un ubicuo Lores se persona como por ensalmo en algún evento, apareciendo de la nada y derramando campechanía como si la llevase en botafumeiro. Pero no tiene mérito alguno porque a Lores habría que atarlo o pincharle las ruedas de la scooter para que su natural bonhomía no lo arrastrase como movido por control remoto a estas celebraciones. Es algo para lo que ya está progamado por defecto. En estas ocasiones, relajados y distendidos, como tendones que mañana estarán en tensión en pleno pleno municipal, nuestros representantes políticos se ríen los chistes, se palmean la espalda, se dicen piropos, se ponen piripis,... bórrenlo: negaré haberlo escrito; en fin, se comportan como personas encantadoras, que es lo que son cuando no están trabajando. Quizá algún día se resuelva el enigma, para tal hazaña me considero incapacitado, pero me apunto el tanto de hacerlo salir de su anonimato.




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