martes, 8 de octubre de 2013

MIREUSTÉ




Por Manuel Pérez Lourido

He oído en los medios de comunicación acerca de un señor llamado Mieusté. Supongo que es apellido: será Fermín Mireusté o Pancracio Mireusté. También puede que sea mujer y se llame Raimunda Mireusté o Felisa Miusté, por ejemplo. En todo caso, es alguien a quien algunos políticos se están siempre dirigiendo en sus alocuciones. Alguien que es subnormal profundo, a juzgar por la displicencia, cuando no desprecio, conque trata el político de turno el señor o la señora Mireusté. No es que los políticos nos traten a los demás mucho mejor, al contrario, pero por lo menos no se nos ríen en la cara. Nos ningunean mediante decreto ley, impuestos indirectos, ayudas a los bancos que nos han estafado vilmente, etc, etc.
Quiero desde aquí solidarizarme con el señor o la señora Mireusté que de forma tan ruin está siendo tratado por la clase política, un día sí y otro también; pero, sobre todo, en vísperas de elecciones. Es entonces cuando al político de turno se le pone voz engolada de tontolaba y, antes de soltar una perorata que se ha preparado en maratonianas sesiones con sus asesores, le lanza una mirada de conmiseración, perdonándole la vida pero no los impuestos y con ese tonillo de tontolaba (porque a los políticos que hacen esto lo más suave que hay que decirles es tontolaba, ya nos iremos calentando) le dice Mireusté y luego toda una sarta de babosadas (a los políticos estos lo mínimo que hay que pedirles es que dejen de decir babosadas).
Nunca se me ha dado por fijarme en quienes son los señores Mireusté a quienes se dirige el político que les llama Mireusté. Supongo que son adversarios políticos, periodistas políticos, entrevistadores políticos, policías políticos (bueno, de esto no estoy muy seguro) o votantes anónimos. En este último caso, lo suyo era dejar que siguiesen siendo anónimos y no llamarlos Mireusté. Aunque igual el político tontolaba y baboso que le llama Mireusté lo hace porque no sabe como se llama su interlocutor y se está inventando esa forma de llamarlo. En cuyo caso, además de tontolaba y baboso voy a llamarlo yo gilipollas aquí mismo.


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