miércoles, 25 de noviembre de 2009

El perro de Tobías.


























El texto al que nos dedicamos hoy, publicado en 1731,  es uno de los más extraños de cuantos podamos leer. Yo, de hecho, pensé en un primer momento que se trataba de una obrilla humorística y hasta que procedí a su lectura no supe que el autor, Luis Antonio de Mergelina y Muñoz, lo escribió muy en serio, lo que resulta todavía más humorístico. Este Mergelina, por lo que pude averiguar, fue abad en Sant Feliu de Girona, aunque quizás algún/a amigo/a catalán/a nos pueda proporcionar más o mejores noticias.

Es inevitable entrar en antecedentes. Tobías es un personaje bíblico. Un ciego que iba siempre acompañado de su hermana y de su perro. La hermana era Anna y del perro no se da nombre. En resumidas cuentas, un ángel se presentó ante Tobías para curarlo.  Anna avisó a Tobías de la presencia del ente sobrenatural y Tobías ni caso. El perro, ante el desinterés de Tobías, comenzó a mover el rabo, golpeando a su amo con él y así fue como Tobías al fin se enteró. Se acercó al ángel, quien le ordenó hacer unas liturgias con la hiel de un pescado para asustar al demonio y Tobías recuperó la vista. Algo así. Si quieres conocer los detalles, te lees el Libro de Tobías, que cuenta la historia del ciego.

El caso es que nuestro abad de Sant Feliu opinaba que el perro de Tobías era marginado por religiosos, teólogos y creyentes. Y decidió sin más convertirse en su abogado. Escribió este "Memorial en que el perro de Tobías representa sus derechos y los de su pobre cola a los Sabios, expresando sus quejas, con los que han desestimado las expresiones que de él hace la Sagrada Historia, descubriendo sus misteriosas significaciones en el sentido Alegórico y Moral". Lo más curioso es que está redactado como si lo  escribiese el propio perro. Empieza así:

"El Perro de Tobías (sentido de que los Sabios no hagan el aprecio que se merece la memoria que hace de él, y de su cola, la Sagrada Historia), con el debido rendimiento a Vuestra Sabiduría hace saber, que así por haber sido compañero de un Ángel como por tener un Amo Santo, merece más atención su cola (...)"

Sigue una lista de agravios, que incluyen comparaciones con otros animales bíblicos que, a juicio de Luis Antonio de Mergelina, reciben inmerecidamente más atenciones que el perro de Tobías, e insiste en la importancia de su cola, con frases como ésta:

"Júntase a esta clara Justicia del Suplicante, que el examen prolijo que pretende del misterioso movimiento de su cola será trabajo sin comparación (...)"

A modo de conclusión, el perro de Tobías:

"Suplica rendidamente a Vuestra Sabiduría le desagravie con su vigilante aplicación y celo, pues no hay trabajo que no merezca la verdad, y la nobleza del autor de esta Historia, concediendo al mismo tiempo benigna aprobación a estas noticias."

Y acaba así:

"Y por no saber escribir el suplicante firmó por él con la sumisión que debe un humilde Católico, Don Luis Antonio de Mergelina y Muñoz".

Sumémonos a la petición de justicia para el perro de Tobías y para su pobre cola, aunque sólo sea por el trabajo que se tomó el extravagante abad Mergelina.

1 comentario:

  1. Gracias por Compartirlo.

    Sería fenomenal poder tener en línea el documento entero,
    en formato de archivo digital fotográfico, página sobre página.

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    El Libro de Tobías menciona brevemente a este noble perruno
    que acompañó a su amo en un viaje de ida y vuelta
    entre Nínive, en Assyria, y Ecbátana, en Media (Tobías VI 2, y XI 4).

    Por Siglos y más Siglos, la gran fidelidad de este noble perruno
    ha inspirado la mente y el corazón de hombres de letras y de artes
    de todos los contextos geográficos e históricos...

    Cuando entras a Google, y escribes "perro de tobias", ves todo lo que sale...
    Se trata de una búsqueda siempre muy popular...

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    << El justo se apiada de las almas de sus bestias...
    Mas las entrañas de los impíos, desapiadadas... >>
    ---Proverbios XII 10

    << Y había un hombre rico; y que se revestía siempre de púrpura y biso,
    gozando cada día espléndidamente.
    Y un mendigo llamado Lázaro, estaba echado a su portada, llagado,
    y deseando hartarse de lo que caía de la mesa del rico...
    Y aun los perros venían y le lamían sus llagas... >>
    ---Lucas XVI 19-21

    L.C. Rafael Domínguez Hernández, Humanista

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