martes, 26 de enero de 2010

La mujer casada a la fuerza con su falso padre.




Francisca Rubiales era soltera, natural de Segovia, huérfana o abandonada, pues se había criado como una niña expósita. Era pareja de Antonio Freire, viudo sin trabajo estable, de oficio "albañil o lo que sale", nacido en la parroquia de Santa María de Reboreda, en Redondela, Reino de Galicia.

Vivían en el barrio de San Andrés, en Valladolid. Para ocultar su condición de amantes se hacían pasar por padre e hija, lo que a los ojos del vecindario justificaba que compartieran vivienda. El amancebamiento era delito y de esa manera vivían tranquilos alejando cualquier atisbo de sospecha sobre su auténtica relación. Es de suponer que paseaban por el barrio disimulando, tratándose como lo que parecían, padre e hija, y dejando los gestos cursis propios de los recién enamorados para la intimidad de su hogar. Públicamente ella se dirigiría a él como "papi", y él fingiría un afecto paternal muy diferente al que realmente sentía. Los vecinos, que no tenían motivo alguno para sospechar, veían lo que tenían que ver: a un hombre de cierta edad recién instalado en el barrio con su joven hija. Esa diferencia de edad justificaba el engaño, y todos contentos.

Todo fue bien hasta que un buen día la chica quedó embarazada. Pronto se supo y la feliz pareja fue detenida, acusados por un tipo llamado Roque Martín, alcalde de San Andrés. Puestos en situación de encarcelados, su ficción era mucho más grave que la realidad con Francisca embarazada, y optaron por confesarlo todo. Comprobadas sus declaraciones, ya que siendo ella una niña abandonada no podía ser hija de Antonio Freire, fueron acusados de "mantener relaciones ilícitas haciéndose pasar por padre e hija, a consecuencia de las cuales Francisca estaba embarazada". El expediente se inicia el 10 de diciembre de 1776 dando lugar a un proceso criminal contra los amantes.

Fernando Arjona, que era Alcalde del Crimen de la Real Audiencia y Chancillería de Valladolid se hizo cargo del caso. Francisca y Antonio permanecieron detenidos hasta una fecha indeterminada de 1777. Fernando Arjona no debía ser mala persona y es de suponer que su acusación no fue muy enérgica, pues la sentencia impuso como todo castigo que los amantes regularizaran su situación contrayendo matrimonio, algo no muy habitual en la época.

Todo se resolvió favorablemente cuando Francisca y Antonio acataron la sentencia. La boda se celebró en Santa María de Reboreda, el pueblo del novio, lo que nos deja una historia con final feliz. Así queda reflejado en nota anexa al documento, en la que podemos leer:

"Los acusados contraen matrimonio. Santa María de Reboreda, parroquia aneja de  Redondela (Pontevedra)".

De esa manera evitaron también que el niño o niña fruto de su relación fuera condenado a una vida como hijo de madre soltera, algo que no presagiaba un buen porvenir en aquellos tiempos.

La documentación referida al caso la podemos encontrar en el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Salas de lo Criminal, Caja 358,5









2 comentarios:

  1. Vete pensando en un libro recopilatorio de todas estas anécdotas históricas pontevedresas.
    Seguro que tiene éxito.

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  2. Gracias, Don Filiberto. En realidad, pretendo en unos meses publicar el libro, con las historias que voy publicando aquí y alguna otra que tengo guardada.
    Por cierto, magnífico tu blog, no lo conocía y acabo de echarle un vistazo.

    A todos los lectores de Glub os interesará:

    http://donfiliberto.blogspot.com/

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