martes, 2 de marzo de 2010

Gonzalo de Vigo, el primer náufrago en el Pacífico.

(Dedicamos esta entrada a César Abal, quien como Gonzalo de Vigo se ha quedado en una isla del Pacífico por propia voluntad, esperando contribuir a que se le pase el susto por el terremoto que acaban de sufrir los que, náufragos o no, viven en aguas o tierras chilenas)

 El 10 de agosto de 1519, al mando de Magallanes, salió de Sevilla la expedición que habría de dar la primera vuelta al mundo. A bordo iban varios gallegos, uno de ellos llamado Gonzalo de Vigo, quien demostraría con los años ser un experto superviviente. La armada sufrió todo tipo de penosas vicisitudes, narradas por Antonio Pigafetta. Tras varias tormentas y motines, cuando llegaron a la altura de Las Marianas, la situación era casi insostenible. Viendo como sus compañeros morían de escorbuto, cuando no de hambre, hasta el punto de que las ratas se habían convertido en la mercancía más cara a bordo de las embarcaciones, nuestro paisano Gonzalo de Vigo (de quien sabemos a ciencia cierta que era gallego, y suponemos por motivos obvios que natural de Vigo) y dos portugueses decidieron abandonar el barco en aquellas islas. El archipiélago fue originalmente bautizado como "Islas de los Ladrones". Según se cuenta, Magallanes y sus hombres pararon para abastecerse de víveres, que fueron entregados por unos nativos sonrientes, acostumbrados al comercio entre islas, que daban por hecho que recibirían algo a cambio de su mercancía. Los españoles, por su parte, pensaban que los indígenas simplemente eran unos tíos amables que regalaban sus alimentos. Para deshacer el malentendido de la manera más eficaz, los habitantes de las islas robaron a los españoles para cobrarse su deuda. De ahí lo de "Islas de los Ladrones".

Allí, pues, allí desertaron nuestro Gonzalo de Vigo y los dos portugueses, a finales de agosto de 1522. Nuestros hermanos portugueses fueron asesinados por la población local, quedando como único superviviente el gallego, que se convirtió en un náufrago del que no se tuvieron noticias hasta cuatro años después.

El 5 de septiembre de 1526, otra expedición, ésta al mando de García Jofre de Loayza, llegó a las islas. Ahora el cronista es un joven Andrés de Urdaneta, que con los años se convertiría, con Legazpi, en una de las glorias vascas de la exploración del Pacífico. También viajaba allí Elcano, otro vasco que ya diera la vuelta al mundo. Cuenta Urdaneta que al llegar a las Marianas:
"Aquí hallamos un gallego que se dice Gonzalo de Vigo, que quedó en estas islas con otros dos compañeros de la nao de Espinosa, é los otros dos muriendo, quedó él vivo, el cual vino luego á la nao é nos aprovechó mucho porque sabía la lengua de las islas."
Otros testigos declararían que Gonzalo de Vigo apareció en una canoa con varios indígenas y todos los de la expedición se "maravillaron mucho" al ser saludados en aquel remoto paraje "al uso y manera de los de Castilla". Gonzalo de Vigo, como experto en el arte de sobrevivir no subió a la nave de buenas a primeras. Exigió garantías de que sería perdonado por su delito de deserción, que se penaba con la muerte. Una vez obtenida la deseada absolución, nuestro vigués accedió a continuar camino con los hombres de Loayza. Sirvió como intérprete y negociador ante los líderes locales, actividad en la que también demostró gran soltura. Nada sabemos de los años en que Gonzalo de Vigo permaneció como náufrago en las Islas de los Ladrones, pero es de suponer que su supervivencia se debió a sus capacidades para adaptarse a las normas y costumbres de los isleños, algo que no debieron hacer con igual eficacia los dos portugueses sacrificados. Y no dejó mal recuerdo Gonzalo de Vigo en las islas, pues aun décadas después, cuando alguna embarcación española hacía parada allí, eran recibidos al grito de "¡Gonzalo, Gonzalo!"

El relato de Urbaneta y las declaraciones de los testigos del viaje de Loayza, en "Colección de los viajes y descubrimientos que hicieron por mar los españoles. Tomo V" de Martín Fernández de Navarrete, edición de 1837.

Nos quedamos con "3.500 voltios" de "Bromea o qué", convecinos de Gonzalo de Vigo.

2 comentarios:

  1. quien coño denuncio esta entrada, y por que??????????

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  2. Me ha gustado mucho este relato sobre nuestro naufrago gallego, realmente educativo e interesante

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