Desnudo frente al espejo, los labios pintados con una barra de carmín, José Luis Rodríguez Zapatero cantaba el tema de Barón Rojo "Los Rockeros van al Infierno". No es ningún tipo de perversión, simplemente le relaja. Lo hace desde su etapa universitaria. Esa canción es para él la mejor composición que ha dado la música desde que existe, pero, siendo como era un joven socialista con fuerte proyección de futuro, aquella canción se convirtió para él en un vicio inconfesable. Por aquellos tiempos, la música que habría de escuchar un muchacho socialista quedaba muy lejos de Barón Rojo. Barón Rojo era para inadaptados, si acaso para algún despistado de la Liga Comunista Revolucionaria o del Partido Comunista (Auténtico). Lo que un a socialista tenía que gustarle eran cosas aburridas, como Paco Ibáñez, Serrat o las viejas canciones de la República que se recuperaban a marchas forzadas.
Así, su canción preferida se convirtió en un oscuro objeto de deseo. Llegada la época de su noviazgo con Sonsoles Espinosa, en un momento de íntima confidencialidad, trató de de confesar su gusto por aquel tema de Barón Rojo. Ella se lo tomó a broma y comenzó a reír como una posesa. "Qué gracioso eres, José Luis", dijo, y él sintió una terrible vergüenza. Fue por aquellos días cuando añadió el carmín. Al sentirse presionado, hacía lo mismo que al principio del relato. Se desnudaba frente al espejo, se pintaba los labios y comenzaba a cantar en voz baja:
"Se oye comentar a las gentes del lugar
los rockeros no son buenos.Si no te portas bien
te echarás pronto a perder
y caerás en el infierno.
Si has de vivir en el valle del rock
te alcanzará la maldición
nunca tandrás reputación
¿qué más da?
Mi rollo es el Rock."
Eso le hace sentirse bien. Mientras susurra la canción, baila. No baila como un heavy, lo hace como quien baila un bolero. Al terminar, se limpia los morros, se viste y sale a enfrentarse a la dura situación que vive España, con renovadas fuerzas.
Fue entonces cuando Obama entró a mear. Zapatero creyó que la puerta estaba cerrada. Así suele ser en las reuniones de la OTAN. Si la puerta no se puede cerrar, siempre hay un par de escoltas impidiendo la entrada a otras personas. Pero no contó con que nadie puede impedir la entrada a Obama. Fue un momento durísimo, sin duda el más dificil de la vida de Zapatero.
ja, ja, ... Eres un genio, no sabemos como lo consigues pero siempre logras arrancar una sonrisa:)
ResponderEliminarjajaja Buenísimo Rodrigo. Como siempre. Ya espero lo siguiente, ponte a pensar,
ResponderEliminarO teu non é normal, tío. Estás como unha regadeira. Parabéns de novo.
ResponderEliminarA mí lo que me extraña leyendo tu blog, que sigo desde hace tiempo es que gente como tu no tenga una columna en un periódico, mientras que otros que ni saben ni tienen nada que decir escriban a diario. Por estilo, versatilidad, currículum y mil cosas más te la mereces más que muchos otros. O participar en una tertulia en la radio, en las que tenemos que oir a gente que no sabe ni hablar.
ResponderEliminarRodrigo, muy bueno, realmente bueno.
ResponderEliminarMe pesa compartir con Zapatero el gusto por Barón Rojo, ¿será también seguidor de Perales y de Chimo Bayo?
Muy propio de un adolescente aún
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