Nino Mirón, Figueroa Vázquez y un Diario de Pontevedra.

Por poner en antecedentes a los lectores que no son de Pontevedra, contemos que hay un árbitro, Figueroa Vázquez, que ha perjudicado gravemente al Pontevedra CF en los últimos tiempos. Primero, en la fase de ascenso en la que nuestro equipo se jugaba el pase a Segunda División la pasada temporada. No fue uno de esos arbitrajes en los que uno echa la culpa de la derrota al juez porque sí, por pitar una falta en contra o por buscar un cabeza de turco, no. Nos jodió el ascenso con un arbitraje que favoreció claramente al rival, el Alcorcón, a quien no nos queda más remedio que felicitar deportivamente. No quedó ahí la cosa, pues empezada la nueva temporada, apenas al tercer partido que disputábamos contra el Badajoz, la Federación tuvo la mala idea de designar al mismo Figueroa para dirigir el encuentro. Y pasó lo que pasó: que volvió a jodernos el partido, como la vez anterior, de una manera que solamente pudo ser premeditada. El presidente del club, Nino Mirón, al término del encuentro, tuvo un encontronazo con el árbitro. Las diferentes, contradictorias e irreconciliables versiones sobre el hecho van desde quien sostiene que Nino cantó una nana al árbitro mientras lo acunaba y le daba besitos, hasta los que aseguran que Figueroa recibió una paliza de muerte.  La verdad no parece, como de costumbre, inclinarse por ninguno de los dos extremos. Lo que parece de momento claro y demostrado es que el presidente se dirigió al árbitro recriminándole su actitud en términos poco amables. Y que portaba, o blandía en su mano, un ejemplar del Diario de Pontevedra. Yo entonces, escribí un artículo que fue publicado (ayer) en el propio Diario de Pontevedra y que paso a reproducir íntegro:
 

Nino Mirón, Figueroa Vázquez y un Diario de Pontevedra.

Mucho hemos hablado en Pontevedra a lo largo de esta semana sobre lo sucedido en Badajoz el pasado domingo. Por encima de la inoportunidad de designar al tal Figueroa Vázquez para arbitrar ese partido, más allá de las diferentes versiones sobre la actuación de Nino (si Figueroa redacta actas como arbitra partidos no habremos de creer su versión); sobre todo ello, a mí lo que me llama la atención es el hecho de que Nino Mirón se desplace con un ejemplar del periódico de nuestra ciudad, que es como viajar llevándose un puñado de nuestra tierra o del césped de nuestro campo. Como buen pontevedrés de adopción, lo que Nino llevaba en la mano era un Diario de Pontevedra.

No sé si el propio Nino Mirón es consciente de la enorme carga simbólica que tuvo en ese momento el encararse con el tal Figueroa blandiendo un Diario de Pontevedra. Cuando ese Figueroa nos birló el ascenso ante el Alcorcón y cuando en Badajoz nos volvió a robar el partido, estaba insultando a nuestro club. Y nuestro club lleva el nombre y el escudo de Pontevedra y representa a nuestra ciudad. Por tanto, ese ejemplar del Diario de Pontevedra es todo lo que hemos sido y lo que seremos. En ese periódico y en ese momento, allí estaba el espingardazo a Tristán de Montenegro, la espada del General Morillo, la tumba de Gómez Charino, el cuerpo inerte de Berruezo, los discursos de Bóveda, la esquela de la señora Lola, la fachada de Santa María, las botas de Luis Otero, el Pacto de las Palmeras, el bastón de Valle-Inclán, el loro de don Perfecto, el viejo carnet de Landín, la barba de Yeti, las gafas de Castelao y el carrito de María. Ese periódico debería ser enmarcado sobre una placa: “Con este ejemplar del Diario de Pontevedra, en un arranque de justa ira, Don Saturnino Mirón defendió la dignidad de su club y de la ciudad de Pontevedra en Badajoz, el 12 de septiembre de 2010”

Durante estos días ha circulado por la ciudad una idea: la de que todo aficionado se presente en Pasarón este próximo domingo con un Diario de Pontevedra y mientras suene el himno de fondo, justo antes de comenzar el partido contra el Rayo Vallecano, todos en pie alcemos y mostremos nuestro periódico, como un símbolo para demostrar a Figueroa, a la Federación y a quien corresponda que la afición granate y la ciudad de Pontevedra no bajamos la cabeza ante el agravio. Que salimos al campo a luchar por la victoria, pero siempre en igualdad de condiciones; que podemos ganar o perder sobre el césped, pero no aceptamos la injusticia impartida por un presunto árbitro manifiestamente hostil.

Personalmente pienso que sería una excelente y pacífica manera de reclamar que no se juegue con nuestras esperanzas. Que somos quienes somos, miles de aficionados y socios ilusionados y orgullosos de nuestros colores, de nuestra Historia, de nuestro escudo y de nuestra ciudad. Que hemos reído, sufrido y llorado mucho por nuestro club y seguiremos haciéndolo. Que somos el equipo del tesón y del empuje arrollador. Que sabemos demostrar que nuestro Pontevedra CF cuenta siempre en sus campañas con la mejor afición. Y que esa marea granate de sentimientos no merece ser pisoteada nunca, por nadie.

Rodrigo Cota.

El artículo me salió cursi, lo sé. Por eso no escribo casi nunca sobre fútbol, que me sale la vena forofa. El abuso de la épica y de recursos como la inclusión de pasajes enardecedores de nuestro glorioso himno tiene estas cosas. Pero suscribo hasta la última coma porque refleja lo que yo quise expresar: mi apoyo al gesto de Nino y mi repulsa a la actuación de Figueroa.

Hay, como en todas las aficiones, como en botica, de todo entre la afición del Pontevedra CF. Hay un grupo de aficionados que dice a todo que sí por sistema. Se refugian tras la manida frase: “yo siempre apoyo al club”. Suelen llevar un pañuelo por si Nino estornuda o cae una mota de polvo sobre sus zapatos. Si el club decide pintar el césped de violeta, ellos encontrarán la manera de justificarlo.

En la esquina de enfrente se encuentran, claro los que dicen no a todo. Son un grupo mucho menos numeroso que el anterior. Si Nino se come una alcachofa declaran la guerra a las alcachofas. Piensan que el mundo está dirigido por un oscuro contubernio mediático-empresarial dirigido por Nino cuya finalidad es, aparte de gobernar la Galaxia, hundir al Pontevedra CF, claro. Hacen poco ruido y recurren con gran facilidad al berrinche y al pataleo. Les parecería bien que el club se hundiera con tal de que el actual presidente fuese dentro.

Los dos grupos tienen, sin embargo una característica común, como todo círculo cerrado: creen que el que no pertenece a su grupo, pertenece al de enfrente. Si no estás con ellos, estás contra ellos.

Yo prefiero pertenecer al mucho más poblado y útil grupo de quienes señalan lo que les parece bien con tanta libertad como lo que les parece mal. Creo que es el grupo más útil y en mi opinión, siempre en mi opinión, menos dirigido. Los que tenemos libertad para decir que con Nino nos ha llegado la mejor época deportiva de las últimas décadas, época en la que nos encontramos y en la que hemos luchado por el ascenso casi todas las temporadas. Pero que con la misma libertad podemos pensar (o no, yo al menos lo pienso) que nuestro club se ha distanciado de la masa social, quizás porque la estructura ha crecido sin pensar en la afición; los que creemos que algunas iniciativas como el intento de cambio del escudo u otras operaciones de imagen o de marketing han sido erróneas cuando no un fracaso absoluto, y ello se debe a que los sucesivos gerentes han ignorado la realidad de la afición y de nuestra ciudad.

Los que creemos que la situación económica es preocupante y si bien se puede achacar en buena medida a la actual crisis económica, solamente desde el club se puede poner remedio. Las instituciones (todas) y los socios estamos secos y no se nos puede pedir más.

Hay cosas, eso pensamos muchos, que se han podido hacer mejor. Se debe mejorar lo que se ha hecho bien y con mayor motivo lo que se ha hecho mal. Pero también creo que es desde el club desde donde eso se debe hacer. Los que gritan “fuera Nino” pueden poner sobre la mesa los millones que ha puesto Nino y comprarle el club. Desde el constante “energumenismo” poco se puede aportar, salvo la crítica salvaje y resentida; desde el “ninismo” incondicional, por su parte, se cae en el constante error de no diagnosticar las averías. Creo que una mezcla de exigencia y apoyo suele arrojar mejores frutos.
Ya hemos visto pasar unos cuantos presidentes. Ellos van y vienen. Lo importante es la permanencia y la supervivencia del club. Que los que estén en cada momento lo hagan lo mejor posible hasta que llegue el siguiente. Eso es lo que cuenta.

Y dicho todo lo dicho, insisto en mi apoyo al gesto de Nino en Badajoz y al rechazo al árbitro Figueroa y a la Federación.