Por Manuel Pérez Lourido
Un
bloguero es alguien que tiene un blog. No sé cómo se dice a alguien
que tiene hemorroides (vulgo almorranas) pero si sé que a quien
tiene un blog se le dice bloguero. Me gusta más la palabra almorrana
porque parece menos científica y tiene un aire a batracio que la
hace simpática. La palabra bloguero tiene reminiscencias marítimas:
los blogueros del Volga y cosas por el estilo. El estilo es algo muy
importante para escribir en un blog, y para escribir en general y que
nadie sabe en qué consiste. Consiste y punto. O tienes estilo o no
lo tienes. Como con las almorranas.
Nadie
en su sano juicio debería haber llegado hasta este párrafo, y sin
embargo es evidente que usted lo ha hecho. ¿Por qué?. Déjeme
decirle una cosa. O dos. Ha sido el estilo quien lo ha traído hasta
aquí, y bien pudieran ser las almorranas quienes lo lleven de
vuelta. Cosas más extraña se han visto. Pero cuando uno llega a un
punto, normalmente se siente tentado a seguir hacia adelante,
impulsado por la curiosidad de averiguar qué hay más allá. Craso
error. La curiosidad mató al gato, dicen los ingleses, y dicen bien.
Como habrá adivinado, avispado lector, lo que quieren decir es que
ser curioso puede traer problemas. Esto lo descubrió un intelectual
inglés de un siglo muy antiguo después de ponerse de pintas hasta
la rabadilla, que es un misterioso lugar de la anatomía humana,
tanto inglesa como internacional.
Lo
cierto que nos puede la curiosidad, igual que nos pueden tantas cosas
que pa qué, y seguimos leyendo y leyendo, arrastrados por el morboso
interés de descubrir hasta donde puede llegar el atroz desequilibrio
mental del autor, que por mucho estilo que tenga, ha evidenciado ante
nuestro ojos la degradada condición de sus meninges. Las meninges,
como la rabadilla y las almorranas, forman parte del conjunto de
sustantivos relacionados con el campo semántico del cuerpo humano y
sus vicisitudes, algunas de las cuales se mencionan en el presente
texto. Es más, nos atrevemos a afirmar e incluso afirmamos que el
presente texto encierra alusiones al cuerpo humano y sus vicisitudes
en una proporción que se nos antoja exagerada para sus dimensiones y
pretensiones.
Pero
es lo que tienen los blogs: que cualquier desequilibrado puede
aparecer en ellos y llenarlo de alusiones al cuerpo humano y sus
vicisitudes impunemente.
¿un intelectual inglés de un siglo muy antiguo después de ponerse de pintas hasta la rabadilla?¿quien quien?
ResponderEliminarLa gente de los blogs, que inventa mucho.
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