martes, 4 de agosto de 2009

Cólera en Pontevedra. Rúa Cega.


La imagen es de la Praza da Verdura de Pontevedra, en una época indeterminada (al menos para mí). Al fondo a la derecha, la Rúa Cega, hoy llamada de San Sebastián. La tomamos, sin permiso, de una excelente página...:

http://beberparaolvidar.wordpress.com/

...a la que habrá de acudir de vez en cuando cualquier pontevedrés decente que quiera mantenerse al tanto de por dónde se mueve su ciudad.

Dicho esto, lo que nos interesa hoy es la Rúa Cega. La Rúa Cega es la que une los Soportales con la Plaza de La Verdura. El nombre le venía de la peste de 1854. Según nos cuenta Prudencio Landín ¿qué haríamos sin Prudencio Landín?, la citada peste, el famoso cólera, hizo estragos en la ciudad de Pontevedra como en tantas otras de toda Europa. En parte es de suponer que las medidas que se tomaban contra el cólera no eran del todo suficientes. Se recomendaba prender hogueras con ramas de "pino, laurel, romero, y demás materias combustibles odoríferas", que no surtían mayor efecto que el de provocar algún que otro incendio. Otras medidas iban más encaminadas a minimizar en impacto psicológico en la población más que a combatir el cólera. Se prohibió que las campanas tocaran a difuntos, pues eran estos tantos que nuestros vecinos se desmoralizaban, y con razón, de tanto escuchar el doblar de aquellas fúnebres campanas. También se hicieron ciertas cosas que, con lo que sabemos hoy, nos parecen más inteligentes, como el pedir a los párrocos que celebrasen sus misas al aire libre para evitar contagios.

Las prisas por enterrar a los difuntos eran tales que pronto comenzaron a correr rumores de que algunas personas habían sido enterradas en vida y habían sido vistas deambulando por la ciudad, causando el lógico terror de los vecinos, que empezaron a creer en los zombis con décadas de anticipación. Fuera o no cierto, lo que sí sabemos es que un fraile se dedicó entonces a verificar los fallecimientos de los infectados antes de proceder a darles sepultura.

El callejón del que hablamos hoy quedó sin vecinos. Murieron todos, y de ahí el nombre de Rúa Cega. Hoy se llama Rúa de San Sebastián (co-patrón de Pontevedra junto a la Virgen Peregrina), pues es a éste santo a quien adjudicaron la erradicación de todas las pestes que a lo largo de los siglos han asolado Pontevedra. Quizás es injusto y debería seguir llamándose Rúa Cega. Si San Sebastián hubiese hecho su trabajo con algo más de diligencia y hubiese atendido a los ruegos de los pontevedreses la calle no se hubiera quedado sin vecinos. Hay que pedir, entonces, que la Rúa Cega recupere su nombre original y arrebatárselo al Santo, quien al parecer había ido a por uvas mientras los vecinos de la que sería su calle morían en tromba. Nunca una calle estuvo tan mal bautizada. Es como llamar Avenida de Hitler a la carretera que lleva a Auschwitz.

En las últimas décadas lo más destacable de la Rúa Cega es el bar Alejo's, antaño regentado por Antonio, que mantuvo en funcionamiento la última gramola de nuestra ciudad y tenía un mono en una esquina, atado con una cuerda. Hoy lo atiende Javi Lores quien, superados el mono y la gramola, le ha devuelto su anterior esplendor.

Pero volviendo al tema, Rúa Cega y no Rúa de San Sebastián.


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