lunes, 14 de septiembre de 2009

Milagro de Guadalupe en Pontevedra.


Nos lo cuenta un fraile, Diego de Montalvo, monje profeso y predicador. La obra se llama "Venida de la soberana Virgen de Guadalupe a España" y fue publicada en 1631, aunque los hechos se produjeron en 1561. Hace ya mucho tiempo de eso, y a ello se debe sin duda el que hoy nadie conozca el extraño caso que pasamos a referir.

Pero antes debemos reflexionar sobre una cuestión. Cuando estamos tomando un vino con un grupo de amigos, o compartiendo una cena de Navidad en familia y la conversación deriva, como es habitual, hacia el tema de los zapateros en el siglo XVI, se generan fuertes discusiones entre quienes defienden que eran los propios zapateros los que fabricaban las hormas y quienes sostienen que la construcción de hormas era un oficio íntimamente ligado al del zapatero, pero totalmente idependiente del mismo. En esas charlas que a veces, por el acaloramiento propio del exceso de alcohol, acaban a golpes, defendemos con vehemencia nuestra postura. El tema es polémico y suele tratarse con la pasión propia de quien, más que una idea, defiende un ideal. ¿Cuántas parejas, amistades y familias se rompen cada día por esta cuestión? Pues sepamos de una vez que tenemos razón los que sostenemos que el de las hormas era un oficio independiente, como demostraremos enseguida. Y hecha esta necesaria puntualización, pasemos a lo nuestro.

El protagonista es Hernando Alonso de Lima, portugués, vecino del arzobispado de Braga, quien "passò a Galicia ganando su vida con oficio de hazer hormas de çapatos". Una vez en Galicia fue convidado a una boda, que había de celebrarse en Pontevedra. Durante el festejo se generó una pendencia (seguramente ocasionada por una discusión sobre las consabidas hormas de zapatos, aunque eso no se concreta), que acabó con la muerte de uno de los convidados.

"Echó la justicia mano del buen Portugués y puso con buenas y fuertes prisiones en la carcel, donde negando el crimen, que le imputaban, fue condenado a tormentos, o trato de cuerda."

El "trato de cuerda" era un modo de tortura que se practicaba atando las manos por la espalda al condenado. Luego se le izaba a cierta altura y se le dejaba caer de golpe sin que llegara a tocar el suelo.

Acudieron a la celda del reo el alguacil y el escribano para notificarle la sentencia, pero el condenado Hernando Alonso de Lima:

"(...) como inocente y sin culpa respondio: mejor lo espero, yo en Dios, y en santa Maria de Guadalupe, como sabidores de la verdad, y que conocen mi inocencia en esta culpa. Saber, que ni temo vuestra vara, ni el trato de cuerda con que me amenaçays me turba, por que me encomiendo a la mi Señora de Guadalupe, y prometo de servirla en su santa casa un año, y tengo por cierto que me ha de socorrer, y librar de vuestras manos."

Dejaron solo al confiado Alonso y éste, antes de acostarse, se arrodilló y rezó a la Virgen de Guadalupe, ratificándose en la promesa hecha ante los administradores de la justicia. De paso, aseguró a la Virgen que confiaba en ella para ser librado del tormento, pues era "injusto atormentar a un Portugués libre de toda sospecha", con lo que de paso parece dar a entender que no sería igualmente injusto si el acusado fuera de otra nacionalidad distinta a la portuguesa.

El portugués se durmió y despertó a las pocas horas, liberado de los grilletes que le mantenían atado al acostarse, y sintiendo gran ligereza en el alma...

"(...) se puso en pie, y caminando a las puertas de la carcel las halló abiertas, y ni en ellas ni en las calles que passó, topò persona de quien se pudiera recelar."

Continuó el de las hormas su huida hasta llegar a Portugal, donde dio a la Virgen de Guadalupe las gracias "ternísimamanete, y a lo Portugues".

Y así fue como la Virgen de Guadalupe, a quien podemos ver y adorar en la imagen superior, obró un milagro en Pontevedra, librando de ataduras y abriendo las puertas de la cárcel al portugués Hernando Alonso de Lima. Durante unos meses nuestra ciudad sufrió gran carencia de hormas de zapatos.

La imagen procede de la obra citada, "Venida de la soberana Virgen de Guadalupe a España", de fray Diego de Montalvo.

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1 comentario:

  1. Me pasa que pienso en Mexico como si fuera la cuna de la virgen de Guadalupe.En Santiago tambien hay una iglesia en el barrio de Guadalupe, que hasta hace poco tiempo existia, muy tipico.Tambien esta en Extremadura.¿De donde procede la virgen de Guadalupe?Que apareciera en los dos continentes a la vez seria mucho milagro¿NO?

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